No es casual la escogencia este 5 julio de un militar activo para el discurso de orden sobre el día de la independencia nacional en la AN. Ni mucho menos lo que el susodicho expresó. El discurso del general Padrino López, prolijo en manipulaciones del tipo “de dónde venimos”, “qué somos” y “hacia dónde vamos”, estuvo plagado de citas sin pertinencia, al mejor estilo del Difunto, cosiendo a Platón y Aristóteles con Vallenilla Lanz, manipulando conceptos como antimperialismo, y unión cívico-militar. Fue un nuevo dispendio de referencias al ejército libertador, Bolívar, Miranda, incluso a Páez y el 27 de febrero. Muchas mentiras y anacronismos infaltables en cualquier menú fascistoide. Un burdo ejercicio de convertir la historia nacional en un compendio atávico bolivariano, ahora chavista. En fin, toda una retórica dirigida a buscar legitimación en el pasado, algo muy conveniente para la audacia de Padrino López.
En un país como Venezuela, bastante desilusionado de su presente y preñado de dudas respecto a su futuro, lo más cómodo para la cúpula gobernante es ir siempre al “glorioso” pasado para intentar darle adicción al proyecto político fundamentalista impuesto desde hace quince años. Sin embargo, el batiburrillo de Padrino López llega a su cenit en el momento de decretar la existencia de la “Doctrina Chávez” en la FAN y más allá. Para él, “Chávez es una doctrina política, militar y económica”. ¡Dios mío!
Padrino no dice cómo se come esa “doctrina”. A Padrino le basta decir que existe, por lo cual declara que la “FAN es chavista”. Se siente con el poder suficiente para no importarle que su afirmación es una felonía contra su juramento de defender la Constitución. Es obvio que el tono permanentemente retador del discurso de Padrino está dirigido hacia los cuarteles más que hacia el país, ¿fue un emplazamiento hacia adentro para calmar los nervios de Maduro? ¿Cuál es el juego del general Padrino López?