Las transiciones, como muchos capítulos de la historia, suelen tener episodios y desenlaces inéditos, el paso de un régimen autoritario a uno democrático, no siempre obedece a cánones y formulaciones preestablecidas, la experiencia española, la chilena y la nicaragüense, para sólo mencionar tres de las más conocidas; constituyen muestras emblemáticas de lo impredecibles de estos procesos políticos.
En el desarrollo de esas transformaciones y en su solución estuvo presente un común denominador, impensable en sus inicios, incluso para quienes luego fueron protagonistas principales; como fue la presencia de algunas figuras importantes del régimen autoritario que se sustituía en el tránsito hacia la democracia.
Es así como el paso del franquismo al nuevo régimen cuenta con el papel decisivo de Adolfo Suárez y el Rey Juan Carlos, la sustitución de la dictadura de Pinochet, quien sale en un proceso electoral (referéndum) lo mantiene por un tiempo como Senador aunque después es enjuiciado, y en Nicaragua cuando Daniel Ortega es derrotado en un proceso electoral por Violeta Chamorro, su hermano Humberto, también Comandante Sandinista permanece al frente del ejército. En un plano distinto, por supuesto, en nuestro país el tránsito del gomecismo y del perezjimenismo, presentaron algunas semejanzas, en el primer caso fue evidente y en la primera Junta de Gobierno presidida por Larrazabal participaron personajes representativos del gobierno anterior.
El debate es pertinente, si asumimos la incompetencia del gobierno para poder resolver la grave crisis económica, social y política que confrontamos, estimación que no se limita al campo de la oposición, sino que abarca también importantes sectores del oficialismo, quienes no ven en lo inmediato una salida y a la vez consideran inviable continuar así hasta el 2019. Ni Henrique Capriles, ni algún dirigente de la oposición ha sostenido que hay que esperar pasivamente hasta el próximo proceso electoral presidencial.
Si bien es cierto, las salidas democráticas, pacíficas y electorales formalmente planteadas hasta ahora (Constituyente, renuncia, revocatorio) están contempladas en la Constitución, sin olvidar que las elecciones parlamentarias son las próximas establecidas con fecha fija, la experiencia histórica nos indica lo imprevisible de estos tránsitos, de tal manera que considerar como un escenario posible “un gobierno de transición salido del chavismo” como se ha señalado públicamente, no resulta para nada descartable y podría perfectamente también ser una alternativa Constitucional y pacífica que hasta ahora no había sido examinada en profundidad. Lo cierto es que cualquier salida tiene necesariamente que tomar muy en cuenta la presencia de las fuerzas alternativas y no sólo pensar en una transición de la esfera dominante ignorando las presentes exigencias de cambio en la sociedad.