Los pájaros de mal agüero abundaban: la Copa del Mundo sería un fracaso, con estadios inacabados, caos en aeropuertos, violentas protestas por doquier.
Pero a un día de la final de un torneo que ha conquistado al mundo, si todo sale como planeado este domingo Brasil podrá vanagloriarse del éxito de una Copa donde han llovido goles y no han habido protestas violentas.
Cuando este inmenso país ganó el derecho a organizar el Mundial-2014, hace siete años, su objetivo era mostrar al mundo no solo que sabía jugar al fútbol, sino también que era capaz de organizar uno de los mayores eventos planetarios.
Y lo ha conseguido, coinciden el gobierno, la FIFA y expertos.
“Nosotros conseguimos hacer la Copa a pesar de que decían que sería un caos”, dijo el viernes la presidenta Dilma Rousseff, que se juega la reelección en tres meses, a un grupo de periodistas extranjeros.
“Brasil es inmenso, tiene muchos defectos, las ciudades brasileñas tienen grandes problemas”, dijo a la AFP Lamartine da Costa, experto en grandes eventos deportivos de la Universidad del Estado de Rio (UERJ). “Pero esta es la séptima economía del mundo: en el medio de la confusión, cuando hay necesidad de llevar algo adelante, la cosa en general funciona”, añadió.
No obstante, muchas obras de infraestructura que fueron prometidas quedaron por el camino.
La paradoja es que donde todo podía salir bien, salió mal: en el plano futbolístico, la humillante paliza que recibió de Alemania en la semifinal (7-1), su peor derrota histórica, ha puesto en evidencia la crisis del deporte rey en este país que respira ‘futebol’.
– En el gramado, ‘uma festa’ –
Una fiesta tuvo lugar en las canchas de fútbol en Brasil. Basta con preguntar a exjugadores. “Fue una de las mejores Copas del Mundo desde el punto de vista técnico para mí, incluso si al acercarse la final ha sido un poco más tenso”, dijo a la AFP Raí, exinternacional brasileño del París Saint Germain.
Es lógico en el país del ‘futebol’, que vio nacer a Garrincha, Pelé y a Ronaldo ‘Fenomeno’. El torneo ha sido un regalo en la fase de grupos, cuando por ejemplo España, actual campeona, fue goleada 5-1 por Holanda.
Y cuando llegaron los partidos eliminatorios, la emoción llegó a su súmmum en octavos de final cuando Julio Cesar, golero de Brasil, lloró antes de una sesión de penales de la cual no obstante fue campeón ante Chile.
– Magia brasileña –
Gran parte del éxito de la Copa radica en la magia de Brasil, su pasión por el fútbol y la samba, su clima, sus playas de primer nivel y su gente hospitalaria. Las ‘fan fest’ en las 12 ciudades mundialistas han estado llenas a reventar, con hasta 25.000 hinchas en días de partido.
El ministerio de Turismo estima que se superará la meta estimada inicialmente de 600.000 hinchas extranjeros durante la Copa, el doble de la cifra de extranjeros que asistieron a Sudáfrica-2010.
La FIFA admite que las cosas salieron bien, como siempre sucede en cada Mundial pese a los temores previos.
“Este es mi 20º Mundial, y puedo decir que esta Copa es indiscutiblemente un gran éxito. ¿Dónde están todos los problemas que podrían suceder?”, dijo el presidente de la FIFA, Joseph Blatter.
Para que todo saliera sobre ruedas, el gobierno decretó un número inédito de feriados para liberar el transporte público y disminuir los embotellamientos y reforzó la seguridad para evitar peleas entre hinchas y asaltos.
Pero un accidente fatal podría haber sido inclusive peor: el derrumbe de un viaducto en construcción, parte del plan de obras del Mundial, en Belo Horizonte (sureste), dejó dos brasileños muertos y obligó a cancelar un día el ‘fan fest’.
– Protestas reducidas –
Contra muchos pronósticos, durante el Mundial no hubo grandes protestas como las de la Copa Confederaciones, en junio de 2013, que convocaron a más de un millón de brasileños indignados por los 11.000 millones de dólares gastados en el Mundial y que reclamaban más inversiones en educación, salud o transporte.
Para el día de la final entre Alemania y Argentina, cuando está prevista una nueva protesta cerca del Maracaná, las autoridades desplegarán el mayor dispositivo en la historia de Rio, con 26.000 policías y militares en las calles.
– Estadios de primer mundo –
Los 12 estadios ultramodernos, seis de ellos finalizados con atraso, a último minuto, cumplieron su misión de acoger verdaderas fiestas de goles en el gramado.
Lula hasta bromeó que Inglaterra fue eliminada en la fase de grupos porque está inhabituada a jugar en estadios con el césped tan bueno. “Esta Copa va a servir de lección para los pesimistas”, comentó.
– Vuelos en hora –
En los aeropuertos, donde se temía caos y atrasos, el tráfico fue intenso y sin mayores problemas. Del primer día del Mundial al 10 de julio, más de 15 millones de pasajeros pasaron por los aeropuertos brasileños, con un récord de personas transportadas el 3 de julio, víspera de la semifinal entre Alemania y Brasil (548.000 pasajeros).
El porcentaje de atrasos fue de 6,6% y de cancelamientos de 5,4%. Para comparar, un 7,6% de vuelos se atrasaron en 2013 en la Unión Europea, apuntó la Agencia de Aviación Civil de Brasil.
Texto y foto cortesía AFP