Tengo que reconocer que aún no soy mamá ni está entre mis planes embarazarme pronto, sin embargo llegado el momento, ¿de verdad querría sufrir los terribles dolores de parto? ¿Agonizar durante horas y exponer mi vagina a semejante trauma si puedo evitarme el martirio con una simple rajada en la panza que ni siquiera se verá cuando vuelva a usar un bikini?
¿Suena ridículo, no? Es precisamente por este bombardeo de historias de terror sobre el parto que muchas mujeres hoy prefieren tener una cesárea que dar a luz de forma natural, aun cuando no existe una razón médica que justifique dicha intervención.
Las cesáreas multiplican por cinco el riesgo de muerte, se sangra casi el doble que en un parto vaginal y necesitas antibióticos durante un par de semanas hasta que se elimine el riesgo de infección porque tus órganos internos quedaron expuestos… pero noooo ¡eso nadie te lo dice! Ni las amigas que ya pasaron por eso, ni las tías pro-cesárea que intentan convencerte de que no vale la pena sufrir aquel dolor infernal, ni los médicos que por supuesto, no podrían controlar el día y la hora del parto, eso sin contar que con cada cesárea los seguros les pagan mucho más porque se trató de una operación.
Leer la nota completa en Actitudfem