La Unión Europea ha amenazado con endurecer las sanciones económicas a Rusia, aunque los ministros de Relaciones Exteriores retrasaron tomar medidas por unos días. Reuters
“La FIFA debería pensar si Moscú es un anfitrión adecuado si no puede garantizar unos cielos seguros para los aviones”, dijo Michael Fuchs, del bloque conservador de la canciller Angela Merkel en el Parlamento alemán. Y añadió que Alemania y Francia podrían encargarse del torneo.
No tendría precedentes en el mundo del fútbol que se privara a un país de albergar un Mundial una vez que se le ha concedido. Rusia fue elegida sede en 2010.
Sin embargo, Peter Beuth, ministro de Interior del estado de Hesse, dijo al prestigioso periódico alemán Bild que celebrar el Mundial en Rusia en 2018 sería “inimaginable” si el presidente Vladimir Putin no cooperaba activamente con la investigación del accidente aéreo que causó 298 muertes.
Quitarle a Rusia el Mundial “no debería ser tabú”, dijo Stephan Mayer, miembro del partido conservador bávaro Unión Socialcristiana (CSU).
Mientras que el presidente de la federación germana de fútbol, Wolfgang Niersbach, reveló que tienen una muy buena relación con la asociación rusa y con el comité organizador del Mundial, pero puso en duda la organización.
“Estamos siguiendo con gran interés los acontecimientos políticos en Rusia, que no podían predecirse en el momento de concederle el Mundial en 2010”, añadió en un comunicado.
Theo Zwanziger, miembro del Comité Ejecutivo de la FIFA y de origen alemán, minimizó la posibilidad de trasladar el torneo y descartó un boicot: “El Mundial se le ha concedido a Rusia, se han firmado contratos y emitido los derechos”.
Varias naciones occidentales, entre ellas Estados Unidos, boicotearon los Juegos Olímpicos de Moscú en 1980, en protesta por la invasión soviética de Afganistán. Y hay quienes entienden que se puede repetir la historia por la crecida del sentimiento anti Rusia de los últimos días.
Los países occidentales culpan a los separatistas prorrusos que combaten a las fuerzas de Kiev en el este de Ucrania del derribo del vuelo MH17 de Malaysia Airlines el pasado jueves.