En días pasados, fuimos testigos del más grande logro de los héroes de franela, mezclado con el trabajo coherente y constante de una sociedad civil organizada, con la colaboración del mal trabajo, de un usurpador errático, que hoy se sienta, por una carambola histórica en Miraflores. Lo que vimos el domingo fue a un partido político que, hasta hace nada, daba muestras de una profunda fuerza, sincerarse y mostrarse más débil que nunca, preparándose para ser oposición. Aunque pueden ser muchas las lecturas de lo que pasó el domingo, ya algunos en el PSUV entendieron para donde van, ellos también tendrán que recorrer a lo interno, la transición hacia la democracia, pasando por su propia y en algún momento sincera democratización.
La actual oposición debe hacer lo propio, ya sea para ser oposición, coalición o gobierno debe reagruparse para fijar un rumbo, una posición, que va más allá de un nombre y una tarjeta, se trata de una visión compartida de objetivos comunes. Para ello, más que unidad, palabra que por cierto es nuestra obligación analizar a fondo, debe generarse integración, interconexión de los factores. Hay que generar espacios para el debate y para el acuerdo de esas visiones. Ya basta de criminalizarnos entre nosotros mismos. Somos igual de Venezolanos quienes creemos que este desastre debe acabarse ya, como quienes quieren convivir con la dictadura. Exigir y luchar porque Nicolás Maduro debe dimitir de inmediato, es tan legal, legítimo y constitucional, como quienes apuntan, de manera pragmática y poco romántica, sus baterías al 2015. Ese espacio al que se hace mención, debe ser un gran congreso amplio de quienes queremos enrumbar al país por la senda de la decencia y el bienestar, de quienes quieren alejarse de la corruptela, los malos valores y la decadencia. Porque al final, esos son los sentimientos que nos unen.
Enrumbemos el barco y dejemos la deriva. Se acabó el pulso político sin sentido, pues nosotros, la colectividad de a pie, necesitamos soluciones rápidas a la pelazón de bolas que hay en las calles, a la matazón diaria de nuestros familiares y amigos, a la mortandad generalizada por falta de medicamentos básicos, a la escasez y los malos servicios. El país no aguanta más injusticias, no podemos seguir permitiendo que nuestras madres sigan en las calles clamando justicia por la muerte o represión a sus hijos, es nuestro deber darles justicia y paz. Llegó el momento de tomar posiciones, y discutirlas ampliamente, sin cogollismos, a generar caminos de encuentro y bienestar. Vecinos vamos organizándonos para elevar bien duro esas voces, pues vamos todos a un congreso ciudadano.
Fijemos de una vez posición, dejemos el guabineo…y los que tengan miedo que pidan tiempo.
@DimitryBelov