El crucero “Costa Concordia” llegó este domingo arrastrado por varios remolcadores al puerto de Génova donde será desguazado, dos años y medio después de haber naufragado en un accidente en el que murieron 32 personas. AFP
El esqueleto del barco, dos veces más grande que el “Titanic”, que primero fue enderezado y luego reflotado en una delicada operación técnica, entró en el puerto italiano poco antes del mediodía tras cumplir con éxito su viaje de 280 kilómetros y cuatro días desde Isla del Giglio, donde había naufragado.
El “gigante del mar” llevaba encallado en esta isla turística desde su naufragio el 13 de junio de 2012, cuando llevaba 4.200 personas a bordo.
Durante cuatro días, el barco fue remolcado y transportado sin problemas, a pesar de los temores de que pudiera contaminar el mar con los líquidos tóxicos que todavía quedan en su interior.
“Todo ha ido bien”, dijo a los periodistas el ministro italiano de Medio Ambiente, Gian Luca Galletti, aunque aseguró que “hoy no es una jornada de fiesta” y recordó a las víctimas del naufragio.
De madrugada el “Costa Concordia” había llegado frente a la costa de Génova donde empezaron las operaciones preliminares para su entrada en el puerto.
También está prevista este domingo una nueva maniobra para inmovilizar definitivamente el barco en el puerto de Génova, indicó el jefe de la protección civil italiana, Franco Gabrielli.
La llegada de curiosos para ver la operación provocó atascos en un tramo de la autopista A10 que pasa por encima del puerto y, pese a la prohibición, muchos coches aparcaron en la cuneta para ver el barco.
Construido en 2006 en los astilleros genoveses de Sestri Ponente, el regreso a Génova del barco que fue el más grande de la historia de la marina italiana pone fin a una trágica odisea que ha supuesto también un reto técnico sin parangón.
La operación, dirigida por los astilleros de Costa y efectuada por el consorcio Titan-Micoperi entre Estados Unidos e Italia, consistió primero en enderezar el crucero, luego reflotarlo y estabilizarlo y por último remolcarlo hasta Génova.
Las maniobras costaron cerca de 1.500 millones de euros.
– Reciclaje –
Durante meses, el navío estuvo encallado y medio sumergido entre las rocas a pocos metros de la costa de la Isla del Giglio, una imagen que dio la vuelta a mundo y puso en entredicho el prestigio de la marina italiana.
El naufragio también puso en evidencia la cobardía del capitán, Francesco Schettino, que abandonó el barco antes que los pasajeros y está siendo juzgado por homicidio por imprudencia, naufragio y abandono de navío.
“La operación no ha sido fácil […] Pero ha sido llevada a cabo por una Italia que, cuando quiere, es capaz de todo y de sorprendernos positivamente”, dijo el primer ministro italiano, que acudirá este domingo a Génova.
Ahora empezará el proceso de desguace y reciclaje de este mastodonte de 114.500 toneladas de peso. Se espera que entre 40.000 y 50.000 toneladas de acero puedan ser reutilizadas por la industria siderúrgica para fabricar materiales de construcción, entre otros.
También se podrán reciclar los cables eléctricos de cobre, las máquinas, algunos muebles y las paredes de vidrio. Algunos de los restos podrían incluso entrar a formar parte del Museo del Mar de Génova.
La llegada del barco a Génova, antigua potencia marítima, dará trabajo a centenares de personas durante cerca de dos años.