La construcción de la masculinidad en la sociedad moderna asigna ciertos roles y prácticas propios de los hombres, y otros que serían impensables; en su libro The Ultimate Guide to Prostate Pleasure: Erotic Exploration for Men and Their Partners, Charlie Glickman y Aisinn Emirzian proponen que la exploración anal en hombres heterosexuales puede ayudar a mejorar la seguridad en la propia masculinidad, así como a derribar tabúes y construir una relación más próxima con sus parejas femeninas.
En las sociedades patriarcales y machistas, llamarle a un hombre “niñita” o “maricón” es un insulto porque simbólicamente la masculinidad se pone en cuestión. En inglés, palabras como “pussy” o “cunt” hacen igualmente visible esta concepción de lo masculino como algo que debe demostrarse e incluso presumirse. Por otro lado, el insulto en inglés “asshole” (ano) no es tan efectivo cuando se utiliza contra las mujeres, pues hombres y mujeres tienen anos, pero los hombres heterosexuales lo reciben con una carga homofóbica a través del temor a verse a sí mismos feminizados y privados de su masculinidad al ser el “receptáculo” del otro.
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