Estudios científicos ya habían demostrado que las guapas son más egoístas o que la simetría es el principal rasgo para parecer más atractivos. También que las mujeres prefieren a los hombres con mandíbulas fuertes y que el género masculino se fija más en aquellas que tienen un índice de cadera-cintura bajo. Gustos que ahora varias investigaciones relacionan con algo que debería estar lejos de la apariencia física: el sueldo.
Varias investigaciones de los últimos años van por esa línea. Un trabajo publicado en la revista Psychological Science demostró cómo las personas con mejor apariencia física no solo ganan más, sino que además tienen una vida más fácil. Las conclusiones de ese estudio fueron que las madres son más afectuosas con los bebés más «monos», que los profesores prestaban más atención a los estudiantes más atractivos y que en su vida adulta la gente «guapa» ganaba más. Pero no es todo. Incluso a la hora de sentarse ante un juez tener buena apariencia es sinónimo de éxito: las estadísticas que los investigadores han manejado demuestran que las condenas son más livianas cuanto más atractivo sea el culpable.
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