La llama olímpica se enciende en Rio Janeiro en exactamente dos años, en los que hay mucho por hacer: el éxito del Mundial baja la presión, pero los atrasos en las obras preocupan. Hay que pisar el acelerador a fondo.
Javier Tovar/AFP
Después de la gran fiesta del fútbol, organizada en 12 ciudades brasileñas, todos los ojos se concentran en la ‘cidade maravilhosa’ y su ambicioso proyecto olímpico.
El presidente del Comité Olímpico Internacional, el alemán Thomas Bach, dijo poco antes de la final del Mundial que los JJ.OO pasaban a ser “prioridad absoluta” para Brasil.
“Quedé satisfecho al constatar la confianza que la presidenta (Dilma) Rousseff tiene en los Juegos y lo que ellos aportarán”, dijo tras reunirse con la mandataria el 12 de julio, víspera de la final de la Copa que ganó su país.
A finales de abril, el vicepresidente del Comité Olímpico Internacional (COI), John Coates, llegó a decir que la organización de Rio 2016 era “la peor que había visto” en 40 años de olimpismo.
Los primeros Juegos en Sudamérica costarán al menos 36.000 millones de reales (unos 16.200 millones de dólares), aunque este monto posiblemente subirá. Según las autoridades, cerca de la mitad de la financiación será privada o procedente de consorcios públicos-privados, pero de cualquier forma el presupuesto parcial ya supera al de Londres-2012.
– Optimismo –
En un balance de las obras presentado la semana pasada, los organizadores de los JJ.OO mostraron optimismo sobre el cronograma. De los 52 proyectos relacionados directamente con el evento, un 71% está en ejecución.
Además de las obras deportivas, 27 proyectos deberían mejorar la ciudad. Entre ellos, destacan la renovación de la zona portuaria en el centro de Rio, la construcción de una nueva línea de metro y la implementación de los sistemas de buses rápidos (BRT).
“Tenemos confianza en la buena organización de los Juegos de Rio. La matriz muestra que las obras están encaminadas”, celebró recientemente Fernando Azevedo e Silva, el presidente de la Autoridad Pública Olímpica, ente estatal que coordina las obras.
Pero hace pocos meses algunos proyectos ni siquiera habían salido del papel, como el parque de Deodoro, situado en un barrio humilde de infraestructura precaria, donde se disputarán siete disciplinas, entre ellas equitación, ciclismo (de montaña y BMX), tiro, esgrima y hockey sobre césped. Las obras, que deberían haber comenzado en 2013, fueron iniciadas el 3 de julio pasado.
Allí tres instalaciones heredadas de los Juegos Panamericanos de 2007 tienen que ser renovadas, y otras deben ser construidas de cero. La entrega está prevista, como máximo, para el primer semestre de 2016, lo que no da ningún margen de maniobra a los organizadores.
– Letrina –
Desde el sábado pasado se celebra en la bahía de Guanabara un evento test de vela, el primero de los Juegos Olímpicos. El escenario es hermoso, con el Pan de Azúcar como telón de fondo.
Pero dentro del agua, los atletas -muchos de ellos medallistas olímpicos- chocaron con infinidad de desperdicios como botellas de plástico, sillas y hasta animales muertos.
“Si los Juegos fueran mañana, tendríamos realmente un problema”, dijo el australiano Matthew Belcher, oro en los Juegos Olímpicos de Londres-2012, que se topó con el cuerpo de un perro flotando en el agua.
La secretaría de Medio Ambiente del estado de Rio, responsable de la limpieza de la zona, ha asegurado que no existen “riesgos para la salud” de los atletas que disputen modalidades en la célebre bahía.
La meta es tratar 80% de las aguas servidas que caen en la bahía antes de 2016. Hoy se ha llegado al 50%, dijo el jefe de gabinete del gobierno de Rio, Leonardo Espíndola, el viernes pasado.
A 40 km de ahí, se levanta el principal parque olímpico donde se desarrollarán las competiciones de 15 deportes, pero hasta ahora no es más que un gran terreno baldío con sólo algunos cimientos visibles.
La construcción del velódromo apenas comenzó y la del campo de golf también corre contra el tiempo: parte de los sistemas de irrigación fueron instalados y el gramado debe terminar de plantarse antes de septiembre de 2015.
Con tanto por hacer, los 720 días para la ceremonia inaugural, el 5 de agosto de 2016, parecen insuficientes. El Mundial se hizo a las carreras, pero fue éxito. ¿Sucederá lo mismo con los Juegos?