Y hablo de todos, porque sin distinción de colores políticos, el malestar social es tal, que no sólo sentimos la denigrante forma del sobrevivir diario con los inservibles servicios públicos, mendigando medicinas, sometiéndonos a colas para obtener alimentos de primera necesidad, viendo como la gente se agrupa en largas filas para comprar productos que el gobierno obligó a regular, cayendo en el juego del circo cuando ni siquiera hay pan. Hemos observado como la mediocridad, la desfachatez y el despotismo son la forma en que se pretende conducir los destinos de nuestro país y la represión la forma en como se nos obliga a aceptarlo.
Ahora bien, hay un sector de la población que vive un exilio interno que expertos en materia de derechos humanos consideran persecución sistemática contra una población civil, tal y como está contemplado en el Estatuto de Roma. Aquellos que como muy bien ha dicho mi amigo, lleva la marca de la persecución expresa en la frente y durante estos años de “socialismo del siglo XXI” han sido objeto de discriminación laboral, social, económica y por lo tanto política. Venezolanos expulsados de sus puestos de trabajo por haber firmado una lista, por haber tomado una posición anti oficial, por haber ido a una marcha, por haber montado una foto o haber expresado una opinión contraria. Hay miles de venezolanos a los que incluso les robaron sus prestaciones sociales, sus fondos de pensiones o simplemente fueron botados o expulsados sin cumplir con las leyes laborales y aún hoy, su persecución continúa, porque no se les permite acceder al mercado laboral e incluso tienen persecución penal. Ellos no han podido irse, pero su exilio interno, es mucho más doloroso, incluso, denigrante y sumemos a esto además de la persecución personal y la discriminación marcada, el tener que lidiar como todos los ciudadanos de éste país, con todas las calamidades y subsistir, que es más o menos lo que esta haciendo la mayoría…”sobrevivir”.
Tambien hay quienes estan llevando un exilio interno muy particular. Aquel que se lleva en el pensamiento y en el sentimiento. Y si estimado amigo, yo misma me siento exiliada dentro de mi querido país. Y me siento así porque desconozco a esta gente resentida y llena de odio, tanto, que han sido capaces de destruir lo hecho, de llevarnos al borde de la debacle económica y social y además, hacernos mendigos de nuestros derechos y miedosos de nuestros deberes. Desconozco a quienes han dividido a familias enteras, a quienes han hecho que hijos odien a sus padres y padres de alejen de sus hijos. Desconozco a quienes con saña y maldad han sido capaces de maltratar o permitir que maltraten a nuestros jóvenes, de matar al futuro que luchaba por un mejor país o dejarlo lisiado para siempre y aún así, no tienen ninguna clase de remordimiento. El poder los ha envilecido y son capaces de volverlo a hacer, porque la maldad se les ha metido en el cuerpo y además son condecorados o felicitados por ello.
En fin estimados lectores, todos somos de alguna forma exiliados de la Venezuela en vías de desarrollo en la cual nacimos, por la cual lucharon nuestros antepasados, de la cual nos sentíamos orgullosos y en donde la amabilidad y el respeto querían ser la norma, a pesar de la mezcla de razas, nacionalidades, religiones y pensamientos políticos y convivíamos como pueblo que exigía ser más educado y civilizado, con sus cualidades y defectos, pero con oportunidades para surgir y salir adelante. Fuimos un pueblo buscado por quienes venían huyendo de países lejanos, precisamente por motivos parecidos por los que ahora huyen los venezolanos. Hay exiliados fuera de nuestras fronteras obligados y voluntarios. Hay exiliados dentro de nuestras fronteras, obligados y voluntarios. Cada quien lleva su exilio externo o interno como puede. Para finalizar, quiero recordar a la querida periodista Isa Dobles, gran luchadora por la Paz y la Democracia, una exiliada interna. Dios la tenga en su Gloria.
@Tamara_Suju