Luego de destruir la economía por haber acabado con el aparato productivo nacional mediante el cercenamiento del derecho de propiedad, la expropiación de centenares de empresas, la confiscación de millones de hectáreas en el campo y la imposición de todo tipo de controles y mecanismos de persecución al sector privado, el régimen se dispone a implementar un PAQUETAZO ROJO, que irónicamente será al más puro estilo del satanizado FMI.
La crisis económica venezolana tiene dos vertientes que la ubican en la categoría de “muy grave”, y el gobierno ha tenido que asumir (aunque a “regañadientes”) que si mantiene el modelo socialista que viene aplicando desde hace varios años, sólo seguirá empeorándola, por lo que no le queda otro camino que tomar medidas de ajuste que, sin duda, por lo tardío de las mismas y dado el alto nivel de deterioro existente, serán traumáticas para la sociedad en su conjunto, y no hay garantías de éxito.
Así tenemos, por un lado, las horrorosas cifras que el país exhibe en indicadores que además tienen gran impacto social. Venezuela ostenta, por ejemplo, la inflación más alta del mundo desde 2013, la cual ha alcanzado, irónicamente, en medio de un férreo control de precios. La del año pasado llegó a 56,2% a pesar del maquillaje institucional que hizo el BCV, y la de este año va rumbo a superarla con creces. De hecho, en abril, mayo y junio estuvo por encima del 5% mensual, lo cual es el doble y hasta el triple de la inflación anual de la mayoría de los países de la región. De igual forma, hasta la última vez que el BCV lo publicó a principios de este año, el índice de escasez de bienes y servicios había llegado al 30%, récord absoluto en el histórico de nuestras estadísticas.
Por otro lado, la mayor urgencia del régimen se debe a que los números no cuadran y el déficit fiscal no para de crecer. Tenemos más de un lustro vendiendo petróleo a precios altos, a veces por encima de $100 por barril, y aún así el dinero no le alcanza a un Gobierno que por naturaleza es populista y corrupto. Es decir, estamos en la mayor bonanza petrolera de la historia y, aún así, ésta resulta insuficiente para un régimen dilapidador y maula que ha hipotecado el país a la China, a la par que ha liquidado activos tan importantes como la Veba Oil en Europa y puesto en venta a Citgo en USA. En otras palabras, cual holgazán viva la pepa, el Gobierno pide prestado y vende las joyas de la familia para poder mantener su irresponsable ritmo de gasto.
Ahora bien, dada esta falla grave en el flujo de caja, Maduro ya ha apelado a la devaluación de la moneda (más de 1000% en el último año y medio) y la emisión de dinero inorgánico (sin respaldo alguno). Pero aún así las cuentas siguen sin cuadrar. Por ello, está claro que las principales medidas que el Gobierno está por tomar están dirigidas a aumentar sus ingresos, y lo hará a costa del bolsillo de todos los venezolanos.
En primer lugar está cantado un aumento del precio de la gasolina (como mínimo a Bs. 2,7 por litro), que por más racionalidad económica que pueda tener no vender nada por debajo del costo de producción, uno no puede dejar de decir que primero habría que dejarle de regalar nuestro petróleo a Cuba. Luego está claro que viene otra devaluación, porque si bien el nuevo tipo de cambio único podría estar por debajo de la tasa SICAD II (Bs. 50/$), lo cierto es que estará por encima de las otras dos tasas existentes: Cadivi (Bs. 6,30/$) y SICAD I (Bs. 11,30/$), lo cual implica una nueva devaluación de la moneda que impactará la inflación.
A todas estas, mientras el paquetazo se cocina, el clima de conflictividad social se recalienta. En Maturín buhoneros protestan por desalojo, en Valencia usuarios por aumento del pasaje, en Margarita paro de transporte, en Caracas todos por la inseguridad, en Maracay salen otra vez los estudiantes, en Choroní los pescadores, y en todos lados trancan calles por falta de luz y agua. Luego no culpen a ningún dirigente político. La crisis asfixiante es quien está convocando las protestas.
Diputado al Consejo Legislativo de Miranda y Subsec. Gral. de ABP
@CiprianoHeredia