El té se ha convertido en una bebida sobre la cual cada vez se habla más. Por ende, no es para nada raro que se escuchen decir sobre él barbaridades que poco tienen que ver con la realidad. Descubre en este artículo cinco mitos y verdades sobre el té.
El mundo del té se ha ampliado notablemente desde unos años a esta parte. Esta bebida está en la mesa de todos y cada vez más se habla ya no de colores y variedades, sino de sabores complejos, blends, propiedades particulares y muchas cosas específicas sobre estas nobles infusiones. Pero también es cierto que demasiadas veces se dicen disparates sin parangón, reseñó Innatia.
Pasemos a ver estos cinco mitos, verdades y leyendas acerca del té:
1.- “Cualquier hierba que se bebe caliente en una taza es té”: Craso error. Únicamente pueden ser consideradas como té las infusiones que se obtienen a partir de la planta llamada Camellia Sinensis. Esto es té verde, rojo, negro y sus diferentes variedades. El resto son tisanas o infusiones.
2.- “El consumo de té puede dejarme anémico”: Si bien la forma en que se suele expresar esto suena demasiado exagerada, el té contiene taninos. Estos dificultan la absorción del hierro que proviene de las comidas. Pero de ninguna forma te causará anemia si lo bebes prudencialmente antes o después de las comidas. Digamos, una hora.
3.- “El té en bolsita es peor que el té en hebras”: Falso. Es decir, el té en bolsita puede ser magnífico o una bazofia. Pero eso no depende de la bolsita: depende la calidad de lo que está dentro. Asegúrate de comprar algo bueno, independientemente lo hagas en el formato que sea.
4.- “El té puede causarme hipertensión”: El té no causa hipertensión ni mucho menos. Lo que sí, debido a su contenido de cafeína, no puede ser consumido por persona con presión alta, ya que esta sustancia estimulante no es aconsejable. Para ellos, siempre está el bueno del rooibos a disposición.
5.- “El té frío pierde sus propiedades”: Otra falacia con respecto al té. El té no pierde sus propiedades por sufrir un descenso de temperatura. De hecho, en algunas épocas del año puede ser absolutamente magnífico para calmar la sed. Seguramente en invierno prefieras una taza humeante. Cuestión de gustos.
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