El expresidente egipcio Hosni Mubarak dijo hoy que nunca dio órdenes para la muerte de manifestantes durante la revolución de 2011, que acabó con su derrocamiento, en una declaración ante el tribunal que lo juzga en El Cairo. EFE
Mubarak, quien aseguró estas son las últimas palabras que dirige al pueblo egipcio antes de morir, aseguró que renunció a la Presidencia, el 11 de febrero de 2011, de forma voluntaria “para evitar el derramamiento de sangre egipcia” y que, por ello, transfirió el poder al Consejo Superior de las Fuerzas Armadas.
“Renuncié a mi cargo voluntariamente para ahorrar el derramamiento de más sangre egipcia, por las futuras generaciones de Egipto, con la esperanza de que el país no se adentrase en lo desconocido”, señaló.
El Tribunal Penal de El Cairo fijó hoy para el 27 de septiembre el fallo contra elexpresidente Hosni Mubarak y altos cargos de la seguridad, acusados de estar implicados en el asesinato de manifestantes.
Mubarak está siendo procesado de nuevo, junto a su exministro del Interior Habib al Adli y varios de sus colaboradores, por la muerte de manifestantes en 2011, después de que en enero de 2013 una corte anulara la condena a cadena perpetua que había recibido y ordenase repetir el juicio.
Recostado en una camilla, Mubarak ofreció un discurso sentimental en el que defendió su labor durante casi 30 años de mandato de las “difamaciones” y atacó a los “conspiradores” que a su juicio estuvieron detrás de las revueltas y cuyo único objetivo era derribar su régimen.
En una aparente alusión a los Hermanos Musulmanes, que alcanzaron el poder en las elecciones legislativas y presidenciales de 2012, Mubarak consideró que es “obligatorio repasar los incidentes ocurridos desde 2012, en vista de los acontecimientos que han tenido lugar dentro y fuera de Egipto, donde continúan los complots”.
“Cometí algunos errores, como es natural, y muchos de ellos no estuvieron a la altura de las expectativas del pueblo egipcio, pero me consuela que todo lo hice por el interés de Egipto”, dijo, antes de asegurar que no pide al tribunal “misericordia”.