Enterrar a un difunto en el cementerio municipal de El Tigre, ubicado en el sector El Caris, se ha convertido en un riesgo para los dolientes, debido a la santería y la delincuencia desatada, publica El Tiempo.
Y es que la creencia popular de los rituales o hechizos constituye una forma de vida para muchos que se sienten capaces de resolver problemas sentimentales, conseguir fortuna y curar todo mal.
Algunos piden protección, agraden por un ser querido que salió de la cárcel o simplemente procuran un golpe de suerte en la lotería.
En el peor de los casos, usan la magia negra para invocar “malos espíritus” y a hacer daño a otras personas.
Terror de verdad
Néstor Mota, celador del camposanto, señaló que ha observado situaciones inimaginables que producen terror, sobre todo porque no hay alumbrado público. El sistema eléctrico fue robado hace más de tres años.
“Acuden más visitantes a las tumbas por las noches. Es una actitud enfermiza. Esto sin contar que cuando fallecen integrantes de bandas delictivas aprovechan la madrugada para profanar las bóvedas y quemarlos o rematarlos a tiros”, manifestó.
Un obrero que pidió mantenerse en el anonimato indicó que después de las 5:00 de la tarde es imposible quedarse en el lugar, pues cualquier cosa puede pasar.
Explicó que los sepelios se realizan antes de las 3:00 pm, en vista de que es peligroso hacerlos más tarde porque no hay medidas de seguridad.
Los paredones están con huecos y en el área norte simplemente no existen. El portón principal no cierra y no hay vigilancia policial. Todo ello permite el paso de los amigos de lo ajeno y quienes practican brujería.
Resaltó que a veces entierran a personas que son despedidas con ráfagas de disparos, música a todo volumen y consumo de alcohol y drogas.
Prevención
Marisela López, quien vive en el sector Los Rosales, dijo que tiene familiares enterrados allí, pero sólo va al sitio de mañana y acompañada.
Siempre está atenta ante cualquier hecho irregular, porque el cementerio se encuentra rodeadas de barriadas.
“Mis hermanos prefieren recordar a nuestros muertos desde casa, antes de exponerse a ser víctimas del hampa”.
Carlos Quintana, quien reside en el sector Las Delicias, manifestó que le cuesta visitar las tumbas de sus padres porque le aterra pisar esa “tierra de nadie”.
“El cementerio se encuentra en completo abandono. No hay personal para el mantenimiento”, indicó.
El ayuntamiento anuncia operativos de limpieza sólo el Día de los Santos, Día de los Difuntos, de las Madres y del Padre. De resto, el lugar es utilizado para actos de brujería y vandalismo.
Carmen Herrera, quien cortaba con las manos la maleza y pintaba el panteón de sus seres queridos que está en la entrada, comentó que siempre acuden al sitio porque le gusta tener el espacio aseado, por respeto a ellos.
Y Carolina Martínez expreso: “Hay personas que tienen gente sepultada hacia el fondo, sobre todo donde están las parcelas E, F y G, y eso sí es delicado. No se sabe si alguien se esconde detrás de la cerca perimetral”.