Venezuela ha pasado de ser una tierra que recibía a gente de todo el mundo en búsqueda de mejores oportunidades unos, refugio y paz otros, a ser lugar de despedida de muchos de los que vinieron -y de sus hijos y nietos- durante la segunda mitad del siglo XX y no pocos venezolanos que ahora buscan mejores oportunidades unos y refugio y paz otros, allende nuestras fronteras.
A partir de los años 40, muchos llegaron escapando de las guerras, del nazismo y del fascismo. Más tarde recibimos a muchos que huían de regímenes militares y dictatoriales de nuestro continente. Y durante todo ese tiempo arribó también mucha gente que escapaba de la crisis económica de la postguerra europea y de la pobreza instalada en muchos países del mundo. Todos ellos hicieron grandes contribuciones a una Venezuela que se esforzaba, tardíamente, en entrar al siglo XX y no pocos de ellos dieron valiosos aportes en el mundo universitario, de la medicina, de la investigación, de la agricultura, de la industria, de la comunicación y de la construcción. Muchos vivieron, se hicieron y murieron como venezolanos.
Venezuela era muy generosa y también recibió, gustosa, los aportes que toda esa masa inmigrante dio y que fue fundamental en la conformación de lo que es ¿era? como país: una sociedad abierta, multicultural, de avanzada en cuanto a pensamiento, plural, democrático (por cierto, muchos emigrantes aprendieron a votar en Venezuela).
Esa inmigración fue una de las causas que hizo que tuviéramos una oferta gastronómica muy variada, imprentas, periódicos, revistas y editoriales de primer orden, museos, galerías de arte y teatro de gran altura, unas universidades y centros de investigación que se alimentaron profusamente con los aportes de esas gentes, una mano de obra calificada que ayudó a construir no pocas industrias, pequeñas, medianas y grandes, y que ayudó a formar gente para que trabajara en ellas y en los grandes proyectos de construcción de la segunda mitad del siglo pasado.
Pudiéramos seguir enumerando un sinfín de tópicos donde la participación o influencia de gente de otras latitudes que se instalaron en Venezuela ha sido decisiva en la conformación de la Venezuela que conocemos o conocimos, pero estas líneas tienen como objetivo destacar el lado inverso de esta historia. Hoy nos hemos convertido en un país de emigrantes. En vez de saludar y recibir, nos despedimos. En vez de acoger y brindar solidaridad, buscamos ayuda y auxilio.
Venezuela ha cambiado. ¿Para siempre? Esperemos que no sea así.