Las manos le temblaban. Habló entrecortado. Respiró profundo. Se secó un par de lágrimas que se escurrieron entre las arrugas del rostro. Tubalcaín Villamizar salió de la morgue forense ayer con “el pecho apretado”. Vio el cráneo y algunos huesos del cuarto de sus cinco hijos: Jhon Neiro Villamizar Pirona (24). laverdad.com / Ana Karolina Mendoza
– Se mató el “Chimonero”, se mató el “Chimonero”, le dijo una vecinita ayer al mediodía.
-¿Cómo que se mató?
– Mirá el periódico.
Al ver el Galaxy 500 carbonizado en el sector Los Sapos, vía a El Laberinto, se llevó las manos a la cabeza. Ahí iba su muchacho. Sin embargo, dudó, porque el chico le había dicho que iría al taller de un amigo. Cuando Villamizar preguntó al mecánico si sabía algo de Jhon Neiro, este le dijo que José Vera lo fue a buscar, porque se irían a un río: al Palmar, en el municipio Rosario de Perijá.
La versión de Villamizar coincidió con la de Jahir Vargas. Su hermano Amed Eduardo (25) también pereció calcinado el pasado lunes en la tarde, luego de que el carro chocara contra un volteo. “Ellos iban de disfrute al río”. Le avisaron ayer en la tarde y debió abandonar su trabajo. Su madre se desmayó al enterarse de la mala noticia también por un vecino.
Los parientes de los otros dos llegaron a la morgue a identificar las osamentas carbonizadas de Leonardo Fernández (24), alias el “Teto”, y de José Vera, el conductor del vehículo, de quien colectaron la cartera, donde lo único que no se quemó fue un carné.
Villamizar y Vargas se conocen desde hace años, pues ambos residieron hasta hace una semana en el barrio Integración Comunal. Luego invadieron un edificio antiguo en las inmediaciones de la plaza Baralt, en el centro de la ciudad.
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