El cantautor cubano Silvio Rodríguez denunció que el estudio de grabaciones musicales Abdala, creado por su iniciativa en La Habana en 1998, “agoniza” ante trabas burocráticas y la inoperancia de funcionarios, y culpó directamente al Ministerio de Cultura de la isla. EFE
“Abdala, que fue un proyecto aprobado y supervisado por el Comandante en Jefe Fidel Castro, agoniza con la complacencia de muchos funcionarios que conocen su situación y no hacen nada”, publicó Rodríguez en la última entrada de su blog personal Segunda Cita.
El fundador de la llamada “Nueva Trova” cubana afirmó que algunos de esos funcionarios del sector cultural “nunca perdonaron la existencia de Abdala”, un proyecto construido con financiamiento del Estado cubano y del propio Rodríguez, y que desde su inauguración hace 16 años se convirtió en estudio líder de la isla.
“En vez de ver a estos estudios como un aporte a la Cultura, sintieron que se hacían para poner en evidencia su incompetencia. Los que piensan así no son músicos, y si alguno lo fue dejó de razonar como tal”, consideró.
El estudio -gestionado en los últimos años por la corporación estatal Cimex- se encuentra sin electricidad por falta de pago, pero no puede abonar esas facturas “porque desde hace ocho meses está en proceso de traslado al Ministerio de Cultura, trámite que no acaba de concretarse por razones ignotas”, explicó Rodríguez.
“Hace unos días un viceministro de cultura dijo que no puede pagar la deuda eléctrica de Abdala porque las empresas deben pagar sus propias deudas”, dijo.
El músico señala que los estudios han tenido que parar sus labores a pesar de contar con contratos “que pueden reportarle a nuestro país unos cuantos miles”.
“Abdala no podrá aportarlos por esta situación. Tampoco podrá pagar sus deudas y, por supuesto, seguirá deteriorándose como empresa”, subrayó.
“Parece ‘un plan del enemigo’, pero no es la CIA”, añadió.
Rodríguez precisó que el asunto de Abdala “ha pasado por las manos ya de tres ministros de Cultura” y consideró que “lo que no hay es voluntad”.
“Llevo mucho tocando puertas que no se abren y hablando a oídos que no escuchan. No crean que no siento vergüenza de confesar esto públicamente. Pero más vergüenza me va a dar cuando vea los estudios en ruinas”, apuntó.