Gustavo Coronel: Amuay 2012: el crimen impune

Gustavo Coronel: Amuay 2012: el crimen impune

La explosión arrasó con las viviendas del sector Alí Primera de Amuay / Foto archivo
La explosión arrasó con las viviendas del sector Alí Primera de Amuay / Foto archivo

 

El 25 de Agosto de 2012 perecieron en Amuay 42 venezolanos, 150 resultaron heridos, hay 5 aún desaparecidos, las instalaciones de la refinería de Amuay sufrieron gravísimos daños, las pérdidas económicas directas se estiman en unos $2000 millones y las pérdidas asociadas, debido a la inoperancia de la refinería por largo tiempo, son sencillamente incalculables. Aún hoy la refinería opera a menos del 70 por ciento de su capacidad y se ha institucionalizado la importación de combustibles como la gasolina y el diesel. Esta importación se hace a precios internacionales para regalar los combustibles en Venezuela, a un costo inmenso para la nación.

Este horroroso crimen, esta colección de tragedias, han sido uno de los múltiples resultados de la existencia en PDVSA de una gerencia pirata, corrupta e inepta que no nos cansaremos de denunciar. Sus errores y su pervertida filosofía gerencial, si se puede llamar gerencia la locura, han destruído la industria petrolera venezolana.





Ante un país masivamente ignorante, indiferente y sumiso el crimen de Amuay ha permanecido impune, sin castigo o correctivos. Los informes independientes llevados a cabo por empresas internacionales y por expertos venezolanos no afiliados al régimen, agrupados en el Centro de Orientación en Energía, COENER, coinciden en afirmar que la tragedia fué causada por la falta de mantenimiento adecuado y manifiesta negligencia en tomar medidas urgentes durante el período previo a la explosión. Los responsables directos de manejar la refinería y quienes “grencian” la empresa están aún allí, intocados, sin remordimientos de conciencia.

Es todavía peor. Días después de la publicación del informe de los técnicos independientes de COENER, en 2013, la PDVSA chavista hizo una presentación lamentable, en la cual atribuyó la tragedia a un “sabotaje”, llevado cabo por manos desconocidas.Esa presentación representó un variante petrolera de las frecuentes denuncias de magnicidio que utiliza el régimen cada vez que desea desviar la atención pública de sus desmanes e ineficiencias. Los técnicos independientes venezolanos analizaron esta presentación y concluyeron que no tenía sustento técnico alguno. En un comunicdo público de ayer, 24 de Agosto, el grupo COENER afirma: “ las causas de la fuga de gas, la secuencia de eventos previos a la explosión e incendio, y la lamentable ausencia de los sistemas de alarma, del accionar efectivo del sistema contra incendios y de la aplicación oportuna de adecuados procedimientos de evacuación, fueron consecuencia de serias deficiencias operacionales y de mantenimiento”.

El silencio de PDVSA, la total ausencia de acción sobre esta tragedia, indica que esta empresa del régimen, hoy moral y financieramente arruinada, pretende que el país olvide lo sucedido en Amuay y que sus culpables por ineptitud permanezcan en sus posiciones, como si nada hubiera sucedido. Esta gente, desde los responsables de la operación hasta la Junta Directiva en pleno de la empresa, debería estar en la cárcel si en nuestro país existiera justicia y no la zarzuela de burócratas vendidos que integra el sistema judicial. .

Aún recordamos con indignación las palabras del desaparecido sátrapa, ante las ruinas ennegrecidas de las instalaciones : “El show debe continuar”, algo parecido a lo que dijo, con cinismo, por TV cuando colapsó el viaducto de la autopista Caracas-La Guaira.

En Amuay el régimen fué y es culpable de ineptitud, deshonestidad, perversidad al tratar de acusar a otros de su crimen, negligencia y profunda insensibilidad hacia las víctimas. Sin embargo, pretende que nada hubiera sucedido.

No olvidaremos.