En los más diversos círculos, incluyendo oficialistas, algunos opositores y “no alineados”; distintos analistas también se ilusionaron con la salida de Giordani del gabinete y con el aparente triunfo de los presuntos moderados o “aperturistas” en el seno del gobierno. Opiniones sumamente críticas se atenuaron llegando a situar al poderoso Ministro “Dojo Dojito” junto a Merentes en el campo de los renovadores, quienes supuestamente habían convencido a Nicolás de iniciar una política económica de apertura y de dar un “golpe de timón” que lo diferenciaría de su antecesor y adelantaría reformas que en esa materia, podría concitar respaldos de distinto signo.
Las reuniones del gobierno con sectores del empresariado, los discursos de Maduro criticando a la “izquierda trasnochada” negando así sus orígenes y prometiendo anuncios de medidas y sacudones, contribuyeron a generar ilusiones que, con el paso del tiempo, se desvanecieron. Los “analistas” que especularon acerca de la implantación de un modelo semejante al chino: fuerte autoritarismo en lo político y un marcado pragmatismo en lo económico, fueron abandonando progresivamente sus falsas expectativas.
La declaración de la “guerra económica”, el no reconocimiento del fracaso de un modelo, el recurrir a nuevos elementos en la política de controles como la Tarjeta de Racionamiento Electrónica y ocultar la cifras de inflación y escasez, no son precisamente señales indicativas de apertura, muy al contrario son signos de continuidad de una política que ha hundido al país hasta el punto en el cual nos encontramos.
La recurrente postergación de los anunciados anuncios, las “idas y venidas” obedecen a dos razones principales: las contradicciones en el grupo gobernante y el conocimiento del poco respaldo del que disponen y que reflejan todos los estudios de opinión.
El gobierno se encuentra en una verdadera encrucijada, o más bien en un callejón sin salida, si adopta las medidas que algunos aconsejan; pagaría un altísimo costo político, por su contenido anti popular, en uno de los momentos de mayor desprestigio en estos 15 años y si no las asume, corriendo la arruga se continuará agudizando la crisis social y económica.
Ya hemos señalado que el pregonado Sacudón se convirtió en un leve soplido, Nicolás está consciente de la debilidad de su respaldo político, de lo grave de sus contradicciones y anda como navegante sin brújula.
Sectores del oficialismo comentan que finalmente las medidas que anunciarán son sumamente tímidas y no van al fondo del problema, no atienden a la corrección de sus erradas políticas, muy por el contrario todo indica que se acentuarán los rasgos perversos de la aplicación del modelo cubano.
El gobierno se encuentra cada vez más enredado, ya no es capaz de despertar entusiasmo ni entre sus propios partidarios, las expectativas cada vez resultan más falsas y aparece más nítidamente la necesidad del cambio político. Los tiempos por venir se anuncian plenos de dificultades y a la vez pudieran ser sumamente promisorios para los sectores democráticos. ¡Que así sea depende de nosotros, de todos nosotros!