El matrimonio británico Brett y Naghmeh King, padres del niño Ashya King con tumor cerebral, han abandonado esta noche la prisión madrileña de Soto del Real donde ingresaron ayer en situación de detención judicial tras ser arrestados el pasado sábado cuando se encontraban con su hijo en un hostal de Benajarafe (Málaga, sur).
Brett King manifestó a la salida de la prisión su agradecimiento tanto a las autoridades españolas como a las británicas por las gestiones realizados para su puesta en libertad.
A las puertas de la prisión eran esperados por familiares en un automóvil que se disponían a trasladarlos al centro médico de Málaga (Sur) donde se encuentra internado su hijo.
El juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu había acordado la inmediata puesta en libertad de los padres de Ashya King, el niño de cinco años con tumor cerebral al que sacaron sin autorización médica de un hospital de Southampton, al retirar Reino Unido la Orden Europea de Detención y Entrega (OEDE) contra ellos.
La Fiscalía de la Audiencia Nacional española había solicitado antes la libertad provisional para los padres del niño al comprobar que el menor, que permanece ingresado en el Hospital Materno Infantil de Málaga desde la detención de sus padres, había estado asistido convenientemente.
La Fiscalía consideró verosímil la versión de los padres sobre el traslado de la familia King a Málaga y que según había explicado ayer su abogado, Juan Isidro Fernández Díaz, se debió al intento de vender una casa de su propiedad para poder costear un tratamiento alternativo a la quimioterapia y la radioterapia en la República Checa para el niño.
La detención del matrimonio se produjo en cumplimiento de la orden europea emitida por el Reino Unido por presuntos delitos de secuestro y malos tratos.
Este caso había generado un enorme interés en el Reino Unido en donde el primer ministro, David Cameron, deseó que hubiese “pronto un brote de sentido común” para que Brett y Naghmeh King pudieran reencontrarse cuanto antes con su hijo Ashya.
También el viceprimer ministro británico, Nick Clegg, consideró “inapropiado” emplear “todo el peso de la ley” contra una familia que, según percibe, está “desesperada” y solo busca “el mejor tratamiento para su hijo”. EFE