Ellos migraron. Casi todos trabajaban en reconocidos periódicos de circulación nacional, pero ya estaban incómodos. Es que, dicen, tantas presiones les impedía hacerlo correctamente. Por eso se fueron. Ahora estos periodistas se las arreglan para seguir su labor desde la web, a tono con estos tiempos.
Erick Lezama Aranguren/ El Tiempo
Algunos confiesan que apenas descubren las bondades del mundo digital. Unos con más destrezas que otros, comienzan a acompañar los textos con galerías fotográficas, infografías, hipervínculos, videos, clips de sonido: recursos que en papel eran imposibles de utilizar.
La migración ha sido progresiva. Este año se han potenciado, con contenidos periodísticos, algunas plataformas digitales que ya estaban on line; y otras se estrenaron hace escasos meses.
“Cayeron en la red”
Hay al menos cinco portales que van en esa dirección. Runrun.es, del periodista Nelson Bocaranda, a través del cual informó detalles de la enfermedad del presidente Hugo Chávez, desde que comenzó a padecerla en 2011, hasta 2012, cuando el primer mandatario falleció.
Ahora cuenta con una Unidad de Investigación y Trabajos Especiales. “Y estamos trabajando para ampliar la página y abarcar diversos formatos”, asegura Nelson Bocaranda hijo, comunicador especializado en el área digital.
El capítulo venezolano de la plataforma chilena Poderopedia llegó en mayo, financiado por la Organización No Gubernamental (ONG) Transparencia Venezuela y de la mano del Instituto Prensa y Sociedad de Venezuela (Ipys).
Hace foco en la construcción de perfiles de personalidades, empresas vinculadas con el poder político o económico, y el mapa de actores relacionados.
Otra iniciativa es Konzapata, operativa desde junio pasado: maneja información, investigación, opinión, y está dirigida por los comunicadores Juan Carlos Zapata y Elizabeth Fuentes. A través de este portal se conocieron detalles de las transacciones detrás de la venta del diario El Universal. También desde junio pasado está en la web el periódico digital Contrapunto.com, editado por el periodista Leo Felipe Campos.
En agosto pasado, los reconocidos reporteros Alfredo Meza, Emilia Díaz, Joseph Poliszuk y Ewald Scharfenberg retomaron armando.info, un sitio lanzado a modo de prueba en 2011, y que luego quedó abandonado. Meza aspira a que el portal, que -asegura- está financiado por ahorros y donaciones, se convierta en una vitrina para mostrar historias “bien escritas y bien reporteadas”.
Algunos de los periodistas que integran estas iniciativas antes firmaban en la Cadena Capriles, casa editora de tres periódicos de circulación nacional.
Desde que esa empresa fue comprada en mayo de 2013 -por un consorcio cuya identidad se desconoce- cambió su línea editorial y se hizo más cercana al chavismo. Lo que vino después fue una serie de denuncias de censura y renuncias masivas.
Otros provienen de El Universal. Dos semanas después de anunciar su cambio de dueño, articulistas de opinión de amplia trayectoria denunciaron censura.
La pregunta es…
La información sobre los inversionistas que han comprado los medios ha sido manejada con opacidad.
Para Luisa Torrealba, investigadora del Instituto de Investigaciones de la Comunicación de la Universidad Central de Venezuela (Ininco), es claro: se generó una crisis en los medios tradicionales, lo que impulsó la creación de nuevos espacios.
También lo dice la periodista Tamoa Calzadilla, quien tenía a cargo la jefatura de la Unidad de Investigación de la Cadena Capriles – ahora Grupo Últimas Noticias- y renunció cuando un trabajo de su equipo fue censurado: “Es una respuesta a lo que está ocurriendo en los periódicos: están sucumbiendo a las presiones gubernamentales. La compra de medios, y el tema del papel, le está funcionando al gobierno que no cree en la libertad”.
Calzadilla, quien ahora integra la plantilla de Runrunes.es, refiere que en otros países de la región ha habido experiencias similares de migración a la web.
“Está El Faro, en Centroamérica; La Silla Vacía, en Colombia. El periodismo independiente está buscando salidas a esa jaula impuesta a los medios tradicionales, para contar verdades que el poder quiere ocultar”.
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