En 1897 Émile Durkheim escribía uno de los libros más importantes de la disciplina sociológica: El suicidio. Allí analizaba, en clave sociológica, las causas del suicidio en la segunda mitad del siglo XIX. En esencia, el francés distinguía cuatro tipos de suicidios: el altruista, el egoísta, el anómico y el fatalista.
Más de un centenar de años después, esa gran obra no deja de tener relevancia. El suicidio no pasó a constituir un fenómeno marginal. Ni mucho menos.
Según la OMS, Groenlandia es actualmente el país con la mayor tasa de suicidios: un promedio de 83 personas por cada 100.000. Rusia le sigue en el ranking (34,3 personas cada 100.000) y Lituania aparece tercero, con 31 cada 100.000.
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