Acusado de cuatro atentados cometidos en Francia hace aproximadamente 30 años, este 17 de septiembre el temido Ilich Ramírez Sáchez, alias “Carlos El Chacal” fue sentenciado por la justicia de este país a cadena perpetua.
Este venezolano que ha estado en la palestra informativa mundial innumerables veces ha sido odiado y a la vez enaltecido por líderes políticos, como lo fue el caso del expresidente Chávez quien incluso le escribió una polémica carta enviándole todo su apoyo.
En este especial por la vida de este “Revolucionario – Terrorista” como ha sido etiquetado, recorreremos desde su infancia junto a sus hermanos Vladimir y Lenín, llamados así en honor al líder comunista de la Unión Soviética hasta convertirse en uno de los fugitivos más buscados.
Fue criado bajo las condiciones políticas de una familia pudiente, cursó bachillerato en el Líceo Fermín Toro de Caracas donde se le conoció por su cercanía a las organizaciones comunistas del momento adjuntas al PCV.
Durante su paso por la Universidad en Moscú, fue expulsado por las numerosas fiestas con mujeres y alcohol que perturbaban la paz en el campus, lo que lo hizo trasladarse a Jordania donde ingresó a un campo de entrenamiento en acciones militares a las edad de 21 años.
Finalmente, es vinculado al Frente Popular para la Liberación de Palestina, en el Cuartel General del Líbano, desde donde inicia su contribución con la red de agentes operativos y comienza su lucha por la causa palestina.
Para encubrir su verdadera identidad emplea distintos nombres. Uno de ellos y por el que sería mundialmente conocido es el de Carlos.
Es en 1973 cuando llega a Francia y se le hace responsable del estallido de varios coches-bomba que se activan en las sedes de algunos diarios. Poco después se traslada a Holanda, donde colabora con el Ejército Rojo Japonés en el secuestro de la embajada francesa.
Comienza a ser considerado como el enemigo número uno del capitalismo occidental. Los actos sangrientos se van acumulando en su trayectoria personal.
En 1975, cumpliendo los planes trazados por un grupo alemán y árabe, secuestra a once ministros de la OPEP en Viena, que traslada a Argel en un avión. A cambió de dinero perdona la vida a dos de éstos. A partir de la segunda mitad de la década de los setenta se pierde su rastro.
Este, junto con sus secuaces, se esconde en Hungría., donde acumula explosivos. La policía también barajó la posibilidad de que estuviera refugiado en Rumanía.
En 1982, uno de sus más estrechos colaboradores y su novia son localizados y detenidos en Francia. Carlos amenaza a las autoridades galas con una acción armada. Poco después explota una bomba en un tren galo, donde estaba previsto que viajara Jacques Chirac, atentado en el que mueren cinco personas y resultan heridas casi otras treinta. Los atentados prosiguen con cruentos resultados. Uno de los más atroces sucedió el 31 de diciembre de 1983 cuando realiza dos atentados en la línea ferroviaria de alta velocidad París-Marsella y en la estación de Saint-Charles, situada en esta última localidad.
Finalmente la autoridades francesas optan por poner en libertad a su compañera Magdalena Knopp. Tras la caída del muro de Berlín se desconoce su paradero. Se sospecha que puede estar en Siria. En este momento su lucha ideológica pierde consistencia, aunque Carlos no deja de ser un terrorista y se vende al mejor postor.
En la década de los noventa Siria le manda a Libia, pero en este país le rechazan. Finalmente se traslada a Sudán, donde abraza la religión islámica. Aunque colabora con la policía de este país, en 1994 es entregado a Francia. Tras ser procesado en París por algunos de los atentados cometidos, es encerrado en la cárcel. En 1997 se celebra un juicio por otros atentados y se le condena a cadena perpetua.
Por otra parte le esperan otros muchos juicios por un gran número de delitos. Además es reclamado por otros países como Libia o Austria, que le acusan de haber asesinado a compatriotas suyos.
Durante su encarcelamiento recibió envió un escrito al fallecido Hugo Chávez y este fue contestado pese a las numerosas críticas. Igualmente se dirigió al actor Edgar Ramírez en una carta en la que le cuestiona su participación en la película “Carlos, el terrorista que hizo temblar al mundo”, filme del francés Olivier Assayasen, lo que llama una “obra de propaganda contrarrevolucionaria, difamando al más conocido de los Ramírez”.
Con información de ArteHistoria.es