El Tomorrowland es una de las citas obligadas para todo amante de la música electrónica. Sin embargo, para un venezolano puede ser sumamente cuesta arriba, debido al control de cambio, la crisis económica -y ahora la de los pasajes aéreos-. Pero todos estos obstáculos, con suficiente antelación y organización, pueden ser superados, a fin de lograr el viaje soñado a Bélgica.
Puede que el viaje no se dé en las mejores condiciones, pero la experiencia nadie te la podrá quitar. Eso fue lo que nos contó una venezolana que, con mucho esfuerzo, se lanzó a tal aventura.
Te dejamos con la historia de Yeralin Landaeta, ejemplo que podría ser significativo para que te animes a viajar el próximo año -o en 2016-. Hay tiempo suficiente para tu cometido:
Mi historia empieza en el mes de julio de 2013, cuando una de mis mejores amigas y yo estábamos viendoTomorrowlandTV -el canal de YouTube del festival- y soñando con que algún día estaríamos ahí, algo que para nosotras sonaba imposible. Hasta nos estábamos riendo de solo pensar en la ingenuidad de ir a la edición del año 2014.
Sin embargo, después de eso me puse a investigar sobre el festival, seguir páginas en redes sociales relacionadas al mismo, buscar personas que habían asistido y me encontré un blog (muy bueno por cierto) de un chico (Gustavo Valero) que había ido al Tomorrowland ese mismo año 2013. Me tomé el atrevimiento de seguirlo en Twitter y de escribirle por DM. Le mandé mi número de teléfono y empecé a acribillarlo con preguntas sobre el festival. ¿Cómo hiciste?, ¿Cómo lo lograste?, ¿Cuánto dinero gastaste? y todas las preguntas que en ese momento me llegaron a la mente. Gustavo, muy amablemente, me respondió todas y cada una, algo que hasta el día de hoy se lo agradezco.
Me empecé a empapar de todo lo relacionado con el festival y mis ganas crecieron más junto a mis esperanzas de estar allí metida justo en la olla bailando y gritando “Hardwell I love you”.
Una de las primeras cosas que me desanimó fue que las entradas se agotaban en media hora y que el Internet de Venezuela no era tan rápido como para llevar la delantera (#fail…). Igual no perdí las esperanzas y le escribí de nuevo a Gustavo; sentía que él era la respuesta a todas mis preguntas y efectivamente lo era. Siempre me animaba y me daba ideas para seguir con los planes.
Ya en noviembre, mi amiga y yo decidimos comprar el pasaje aún sin saber si lograríamos comprar la entrada, pero como buen venezolano, “pa’ lante” que después vemos qué hacemos.
Una vez comprado el pasaje hasta Madrid ya teníamos el primer check ??. Ahora nos quedaba inscribirnos en la página para la compra de las entradas (sin saber cómo la íbamos a pagar porque ni el dinero teníamos) pero bueno, nos inscribimos el 13 de enero a las 5:00 am con los nervios de puntas, yo en la universidad y mi amiga pegada a la PC. Como era de imaginarse, la página colapsó; solo mi amiga logró inscribirse y yo quedé por fuera. Pero don’t panic, logré inscribirme al rato cuando todo se normalizó. Para ese entonces un chico que andaba en lo mismo nos había contactado por Twitter y se unió a nuestro team, así que ya éramos tres.
¿Quieres saber cómo continúa esta historia? En Tutupash.com puedes leer el resto del artículo. http://ow.ly/BEsrQ