En la película “Buscando a Nemo”, un pez payaso adulto atraviesa el océano para encontrar a su hijo perdido, pero en la vida real es al revés: son los bebés de pez payaso los que hacen largos viajes para ir a casa.
En sus primeros días de vida, las larvas de pez payaso (Amphiprion omanensis) pueden nadar hasta 400 kilómetros en busca de su hogar, indicó un estudio publicado el miércoles en la revista científica PLOS One.
“Es un viaje épico para estos pequeñines”, dijo el coautor del estudio Stephen Simpson, de la universidad de Exeter.
“Cuando consiguen volver al arrecife, tienen apenas unos milímetros de largo. Y tienen sólo unos días para llegar, así que deben de usar corrientes oceánicas que los asisten en su migración”.
De hecho, los investigadores que estudian los peces de las aguas del sur de Omán vieron que hay dos sistemas coralinos a lo largo de la costa, separados por 400 kilómetros de océano.
Los buzos recogieron diminutas muestras de tejido de unos 400 peces payaso para analizar su ADN y luego los liberaron de nuevo al mar.
Los científicos usaron estos datos de ADN para reconocer a los peces que migraban de una población a otra, y hallaron que 6% de los que habían sido identificados hicieron ese largo viaje.
“Para sobrevivir, los peces deben migrar entre esas dos poblaciones”, dijo Simpson.
Los investigadores dijeron que, de una forma bastante parecida a como lo cuenta la película de Disney de 2003, los peces payaso viven la mayoría de su vida adulta en una anémona.
También confían en las corrientes oceánicas para viajar de un lugar a otro. Pero, a diferencia de la película, sólo viajan cuando son pequeños.
La investigación ayudará a establecer zonas marinas protegidas. AFP