La congresista Clara Rojas, secuestrada por la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) durante seis años, dijo que su país necesita “lograr cohesión” y “cerrar cicatrices” para poder seguir adelante. EFE
En una entrevista concedida a Efe con motivo de su participación en el congreso ‘De víctimas a súper-vivientes’, que se celebra en la ciudad española de Ávila (centro), Rojas recordó su cautiverio y reafirmado la “capacidad” que tienen las personas para salir adelante y superar situaciones traumáticas.
La abogada confesó que, “quizá”, el componente espiritual que residía en ella antes de ser secuestrada “se fortaleció” en los seis años que pasó cautiva, durante los que se quedó embarazada y tuvo a su hijo Emmanuel, y en los que estuvo incomunicada “el 95 por ciento” del tiempo y se sintió “olvidada” y “sola”.
“La situación era tan precaria que era difícil mantener una comunicación cuando estaba con los demás” secuestrados, entre quienes estaba Ingrid Betancourt, la candidata presidencial con la que trabajaba cuando fueron secuestradas, pero con quien no ha cruzado palabra desde entonces, salvo a través de los medios de comunicación.
A Clara Rojas le gustaría “olvidar todo” de su secuestro, del que fue liberada en 2008, y que esa etapa de su vida “no hubiera sido tan dramática”; le gustaría “seguir adelante y dejar sanar esa cicatriz”, porque sería como liberarse de “esa cadena de recuerdos”.
En este sentido, decidió, a principios de este año, dejar la dirección de la Fundación País Libre para presentarse a las elecciones por el Partido Liberal, por el que obtuvo un escaño para la Cámara por Bogotá, en un paso que fue “un desafío enorme”, confesó, pese a que ya su nombre fue formulado para la Vicepresidencia en la candidatura de Betancourt, en 2002.
“Es como pasar de ver los toros desde la barrera a saltar al coso y meterse en faena”, añadió.
Pasó a integrar varias comisiones que trabajan por la Constitución, los derechos humanos, el apoyo a las víctimas de los conflictos o la Comisión de Paz del Congreso, de la que era codirectora hasta principios de este mes.
Un escrito de las FARC en el que se afirmaba que Clara Rojas no podía ser considerada víctima la llevó a sentirse “descalificada” ante el “desconocimiento de un hecho” como su secuestro, por lo que ha decidido “reflexionar”, aunque su regreso a la citada comisión “está casi descartado”.
“Ahora se requiere un gran apoyo para rehacer la situación institucional de Colombia”, opinó, y vio “muy bien” que se hayan divulgado los acuerdos alcanzados entre el Gobierno colombiano y las FARC en las negociaciones que se llevan a cabo en La Habana, para que los ciudadanos “puedan leerlos de primera mano”.
A su juicio, ha sido “una medida muy hábil” presentarlos en el foro de la ONU.
Clara Rojas pidió, sin embargo, “mirar con lupa” el punto de las víctimas del conflicto, porque las FARC “tienen que entender que sería absurdo pensar que ellos son víctimas cuando han causado tanto daño”.
En estos momentos, además, en Colombia, hay “un tema humanitario que hay que resolver”, a su juicio, para dar solución, en una etapa de postconflicto, a las “necesidades de 8.000 o 10.000 guerrilleros”, para quienes, para empezar, habría que crear trabajo.
Así, el gran reto para el país pasa, a su juicio, por “lograr cohesión” y “cerrar cicatrices”, mientras, en el plano personal, aspira a poder mantenerse como “una mujer feliz”, aun siendo consciente de que, en política, “le sacan a uno la chispa muy fácil”.