El artista venezolano Carlos Cruz-Diez augura que la actual “recesión” en que viven muchos dominios de la creatividad antecede al final de una civilización y al comienzo de otra, de carácter instantáneo y planetario, que creará un clima que provocará el surgimiento de nuevas formas de arte inimaginables.
Juan Carlos Bermejo Chamizo/AFP
Cruz-Diez (Caracas, 1923), precursor del arte óptico, en una entrevista a Efe desde París, donde reside desde 1960, con motivo de la inauguración en el centro Niemeyer de Avilés (norte de España) de la exposición “Color espacial”.
El artista venezolano indicó que en la nueva civilización que vaticina, “fundamentada en la comunicación instantánea y planetaria, se han modificando las nociones de comportamiento, las relaciones de tiempo, trabajo, producción, comercio…”.
“En este clima surgirán nuevas forma de hacer arte que ni podemos imaginar”, subrayó este creador considerado uno de los máximos representantes en el mundo del arte óptico.
No obstante, recalcó que el arte ha adquirido “un auge como no se había visto en la historia de la Humanidad”, ya que “nunca” se había escuchado tanta música, publicado tantos libros ni ha habido tantos coleccionistas de arte.
“Pero, por sobre todo, nunca antes surgió una cantidad tal de pintores, escritores, músicos, actores que pueden expresarse y tienen a su disposición numerosos y eficientes medios de comunicación, a través de los cuales pueden hacer conocer su trabajo en todo el planeta”, enfatizó.
A sus 91 años recién cumplidos y con obras expuestas en las colecciones del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMa), la Tate Modern de Londres o el Centro Pompidou de París, el artista venezolano presenta su obra en Asturias.
Esta obra invade el espacio creado por Oscar Niemeyer con bandas de colores aditivos e inducciones cromáticas que se van modificando según se desplaza el espectador, gracias a la imaginación de un artista que define el color como “una circunstancia en el tiempo y en el espacio”.
“Cuando afirmamos con certeza eso es rojo, lo es en ese instante particular, luego ya no será el mismo, su matiz habrá cambiado en virtud de múltiples circunstancias relacionadas con la luz, la distancia, la materia, la opacidad o el brillo, el ángulo de visión”.
Toda su obra, en sus distintas soluciones, “trata de poner en evidencia esa ambigüedad e inestabilidad del mundo cromático”, apuntó Cruz-Diez.
Sobre su legado artístico, el autor venezolano señaló que ha aportado al arte una información no tradicional del mundo cromático y ha indicado que, en el encuentro con su obra, los visitantes deben “disfrutar y observar cómo aparecen y desaparecen distintas gamas de colores a medida que se desplazan o se acercan a las obras”.
“Es el color haciéndose y deshaciéndose continuamente”, describió Cruz-Diez, quien ha afrontado este trabajo como “un verdadero reto espacial para hacer una ambientación cromática en ese majestuoso espacio creado por Niemeyer”.
“Debía amueblarlo, provocar otras lecturas y crear acontecimientos cromáticos y espaciales sin desvirtuarlo. Estoy muy agradecido por la oportunidad privilegiada que me ha ofrecido La Galería Cayón de Madrid (representantes del artista en España) y los directivos y colaboradores del centro cultural Oscar Niemeyer de Avilés”, afirmó.
Por último, el artista venezolano afirmó que el Estado debe promover e incentivar las actividades artísticas, pero no intervenir en el hecho creativo.
“Los políticos y el Estado deben entender que la actividad artística en la sociedad es de fundamental importancia en el mantenimiento de la paz social”, ha enfatizó. EFE