Conversamos con la diputada María Corina Machado sobre la situación económica del país. Machado es Ingeniero Industrial con postgrado en Finanzas. Fue ilegalmente separada de su curul en la Asamblea Nacional cuando Panamá le cedió su silla en la Organización de Estados Americanos para que pudiera denunciar la violación de derechos humanos con la represión al movimiento estudiantil. Nos acercamos hasta su oficina, desde donde lidera el movimiento Vente Venezuela y la organización ciudadana a través del Congreso Ciudadano.
LP: El Gobierno responsabiliza a los productores, empresarios y comerciantes de la escasez y la inflación en Venezuela. . .
MCM: En efecto este régimen ha culpabilizado a todos. Primero a los productores, llamándoles explotadores; a los comerciantes de acaparadores y especuladores. Ahora la culpa es de los ciudadanos, diciéndoles tu eres un consumista o tu eres un contrabandista. Todo el mundo sabe que lo que estamos padeciendo es el único resultado posible de un gobierno que intencionalmente quiso lograr una sociedad dependiente del Estado. Para lograrlo, tenía que destruir todo aquello que generara autonomía; por lo tanto empleo y riqueza. Si asumimos eso como una política intencional, que además dejaron clara desde hace muchos años, pues entonces si: todos tenemos una cuota de responsabilidad incluyendo a productores, comerciantes y consumidores; porque debimos impedir que este régimen continuara avanzando desde hace mucho tiempo, en su pretensión de ponernos de rodillas.
L.P: ¿Cuáles son los grados de libertad de Maduro?
MCM: Muy pocos. Es un verdadero dilema, entre lo que racionalmente tendría que hacer, que es un cambio de 180 grados en su política y lo que sus jefes le ordenan desde la Habana. El grado de destrucción de la nación y por supuesto de su economía es de tal magnitud, que ha comprometido gravemente incluso a PDVSA en su capacidad de generar ingresos públicos. Esto, paradójicamente, ocurre en un período en el que hemos vivido la mayor bonanza petrolera en nuestra historia. De tal forma que no hay una manera de revertir el daño distinta a la transformación radical de la política económica; que a su vez es consecuencia de una visión de sociedad y un modelo político. Por lo tanto, la única manera de que esa política económica pueda ser transformada es aceptando que el modelo político fracasó. Esa es la razón por la cual Maduro no puede tomar esas decisiones.
L.P: ¿Hacia dónde vamos?
MCM: El desastre ha llegado a tal punto que la recuperación económica del país exige que se ponga en práctica un proceso que revierta todo el sistema de controles, de confiscaciones, de violaciones a la propiedad que han instaurado durante 15 años. Exige el establecimiento de un Estado de Derecho que genere un resurgimiento de la confianza en la institucionalidad. Lo anterior significaría en la práctica autonomía del Banco Central de Venezuela; que se regresen la expropiaciones y el compromiso de que no habrá más; la eliminación del control de cambio y de los controles de precios; que haya respeto irrestricto a la propiedad; que se abran las inversiones en todos los sectores en los que se ha limitado la inversión extranjera. Pregunto: alguien cree que Maduro es capaz de tomar una sola de esas decisiones? La respuesta, obviamente, es no. Por lo tanto no quedan sino dos opciones o Maduro se va o Venezuela terminará de hundirse. Si no hay un cambio de régimen estaremos ante un escenario de ruina y colapso, aún mayor.
L.P: ¿Cuál es la situación económica actual de los Venezolanos?
MCM: Los venezolanos estamos ante un bloqueo. Pero no solamente un bloqueo económico, sino también físico y espiritual. La gente ya no puede salir de sus casas a determinadas horas, o montarse en un carro o en un autobús con tranquilidad, porque sabe que el hampa los está acechando en las calles para someterlos a toda clase de horrores, con total impunidad. No se puede viajar por avión, porque la operatividad de las aerolíneas se ha minimizado. No se puede viajar por las carreteras, pues estas se han convertido en guillotinas para quienes se ven obligados a transitarlas, no sólo por su deterioro a nivel de infraestructura, sino porque en ellas la inseguridad también es la que manda. Ni hablar de salir al exterior porque hoy en Venezuela los únicos que tienen dólares son el gobierno y sus mafias. Y lo más grave, es que ante esta realidad, el que sale a protestar o denunciar, es criminalizado por el régimen.
Pero además los venezolanos tampoco tenemos hoy el derecho a ahorrar en la moneda que nos de la gana. ¿Por qué un venezolano no puede tener una cuenta en dólares y ahorrar en dólares, yenes, euros o en bolívares, de acuerdo a sus preferencias? Un ciudadano venezolano hoy no puede invertir en lo que quiera, en la bolsa de valores, o en fondos de pensiones, eligiendo libremente el riego para sus ahorros. Mucho menos invertir en su propio negocio pues hacerlo es complicadísimo -toma más de 100 pasos-, pero es que ¿quién va a arriesgarse a que se lo expropien después? Además cada día existen más y más sectores que son para la inversión exclusiva del gobierno y su entorno, con el argumento de que se trata de sectores “estratégicos”.
Estratégico es que los venezolanos salgan de su casa y no los maten; que exista justicia; que abras el chorro de agua y te salga agua limpia; que no se vaya la luz y que vayas al mercado o a la farmacia y consigas todas las marcas de todos los productos y nadie te ponga límites en lo que puedes comprar. Eso se logra cuando el Estado se dedica a cumplir sus funciones y permite que haya una economía abierta y vibrante para la inversión nacional e internacional.
L.P: Y ¿a qué se dedica el Estado en el gobierno de Maduro?
MCM: A robar, a arruinar al país y a entregar nuestra soberanía. A crear barreras entre todos los venezolanos, a intentar hacernos sentir que no somos capaces de transformar nuestra realidad, para que la gente se vaya sumiendo en la desesperanza.
Frente a esto lo que nos corresponde es tener conciencia de lo que nos han quitado y pretenden imponer; de la fuerza que hemos acumulado en 15 años de lucha ciudadana; de que somos una enorme mayoría que anhela el cambio urgente del régimen y de que estamos construyendo la organización necesaria para enfrentarlo y derrotarlo. Y, por encima de todo, tener la convicción de que, juntos y pronto, ¡lo vamos a lograr! (lapatilla.com)