Hugo Chávez Frías lo decía hasta la saciedad en sus alocuciones de Aló, Presidente. Bolígrafo en zurda, mueca de saltos en los pómulos, tono de maestro popular y con un cuaderno plagado de números: “¡Dios habla por las matemáticas!”. Sacaba cuentas a conveniencia, las ilustraba y detallaba para vender, como siempre hacía, las supuestas bondades de una revolución de la que pretendía ocultar sus grietas. La Verdad
Algunos “chavistólogos” atribuyen la frase a un vulgar parafraseo de Galileo Galilei, astrónomo, filósofo, ingeniero, matemático y físico italiano, quien sentenció cerca del año 1600: “Las matemáticas son el lenguaje en el que Dios escribió el universo”. Nicolás Maduro, potentado político de Hugo Rafael y presidente de Venezuela, parece no comprender la importancia de las ecuaciones.
Los números rojos de una economía de corte kamikaze-socialista se comen sus 17 meses de gestión. Se tragan un proyecto desfasado y dolorosamente mastican al pueblo rojo o variopinto por igual. La inflación no tiene techo. El trabajo honesto es una escalera invisible, una carrera de permanente de supervivencia, vapor que produce insomnio.
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