El legendario actor y director de teatro ruso, Yuri Liubímov, murió hoy tras una larga enfermedad a la edad de 97 años en un hospital de Moscú, donde ingresó en estado grave hace tres días.
Considerado por muchos el artífice del teatro contemporáneo ruso, Liubímov fundó en 1964 el Teatro Tagánka de Moscú, desde cuyos escenarios plantó cara a la censura soviética y enseñó al resto del mundo teatral que era posible hacer espectáculos atrevidos y progresistas incluso en la moralista y conservadora Unión Soviética.
Tras dos décadas como director del Taganka, en el que se enfrentó durante años con las autoridades soviéticas, tuvo que emigrar en 1984 a Italia, todavía durante el llamado periodo del estancamiento (anterior a la “perestroika”), después de ser destituido de su cargo al frente del teatro y privado de la ciudadanía soviética.
Aunque ya había trabajado en el extranjero, sobre todo en teatros del bloque socialistas de Europa del Este, a partir de su emigración a Occidente le llegó el reconocimiento internacional y algunos de los premios más prestigiosos en el mundo del teatro.
Puso en escena más de veinte óperas en los mejores teatros de toda Europa y fue reconocido como mejor director de ópera en Italia, Alemania, Austria, Inglaterra y Suiza.
Ya en plena “perestroika”, la URSS devolvió la ciudadanía soviética al famoso director, convertido para entonces en uno de los más cotizados del mundo, y Liubímov volvió a su Taganka, que dirigió durante otros 22 años antes de abandonarlo por tener un serio conflicto con su compañía.
En sus últimos tres años de vida no le faltó trabajo y pudo volver a dirigir en otro teatro, el Vajtángov, no menos importante para el propio Liubímov que el Taganka al que dio vida.
Sobre los escenarios del mítico Vajtángov, en pleno corazón de Moscú, transcurrieron los primeros 18 años de la vida artística de un hombre que nació un mes antes de la Revolución de Octubre de 1917 y que dedicó toda su larga vida al teatro. EFE