La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, acusó hoy al exmandatario Fernando Henrique Cardoso, importante líder de la oposición, de tener “prejuicios” contra los pobres del noreste del país, región donde obtuvo la mayoría de los votos con los que venció la primera vuelta de las presidenciales el domingo.
“Están destilando un odio mal resuelto”, afirmó Rousseff en entrevista a radios del estado de Bahía (noreste) y en respuesta a unas declaraciones en las que Cardoso dijo que el gobernante Partido de los Trabajadores (PT) “está afincado en los (votantes) menos informados, que son los más pobres”.
Rousseff obtuvo el domingo el 41,59 % de los votos y su rival para la segunda vuelta, Aécio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y correligionario de Cardoso, el 33,55 % de los votos.
La mandataria reinició la víspera por el nordeste su campaña para la segunda vuelta, del 26 de octubre, y hoy visitó Salvador, capital del estado de Bahía y donde aprovechó para responderle al expresidente Cardoso (1995 y 2002).
“Lo que dijo Cardoso muestra simplemente el prejuicio y el desconocimiento del pueblo. El pueblo no es ignorante; el pueblo es informado y tiene ideas propias, sin necesitar de luminarias para que le expliquen lo que hace”, dijo la presidenta, quien agradeció a los electores del nordeste la elevada votación que obtuvo en esa región.
Para Rousseff, el PSDB de Neves quiere “hacer una oposición ridícula” entre la rica región sudeste y el empobrecido noreste, que concentra a gran parte de los beneficiarios de los subsidios distribuidos por Gobierno para combatir la pobreza.
Rousseff minimizó el hecho de no haber recibido hasta ahora apoyo de candidatos derrotados en la primera vuelta electoral.
“Es importante el apoyo de los partidos, pero en una democracia yo confío en el voto de las personas, que antes de votar evaluarán su futuro y el del país, y valorarán las conquistas”, afirmó.
Según la presidenta brasileña, Neves, que en su opinión representa el “conservadurismo”, ha dado a entender por intermedio de los economistas que lo asesoran que el “salario mínimo está demasiado alto”. EFE