Joan Rivers murió en un hospital de la ciudad de Nueva York el pasado 4 de septiembre a la edad de 81 años. Ahora hay algunas respuestas en torno a lo sucedido.
De acuerdo al examinador médico de la ciudad de Nueva York, Rivers fue sedada con propofol antes de que muriera por falta de oxígeno en la sangre durante una operación para tratar sus cambios en la voz y acidez con reflujo.
La manera en que murió se debió una complicación terapéutica. Dicha clasificación significa que su muerte fue el resultado de una complicación predecible de terapia médica.
Rivers se había sometido a una operación en Yorkville Endoscopy, en Manhattan, el pasado 28 de agosto cuando sufrió un paro cardiaco. Fue llevada a un hospital de las cercanías, a donde arribó inconsciente y fue sedada por sus doctores.
Su hija, Melissa Rivers, confirmó días después que su madre fue puesta en soporte vital.
La legendaria comediante murió “rodeada de su familia y sus más cercanas amistades”, según dijo Melissa.
“La alegría más grande en la vida de mi madre era hacer reír a las personas”, según dijo en un comunicado. “Aunque es muy difícil poder hacerlo en este momento, yo sé que su último deseo sería que todos volviéramos a reír pronto”.
Mientras tanto, El Departamento de Salud del estado de Nueva York dijo a ABC News que abrió una “completa investigación”, de la clínica donde Rivers estaba recibiendo tratamiento. Una fuente dijo que no se sospechaba de delito alguno y la investigación sólo era rutinaria.