El conductor de la máquina quitanieves cuyo vehículo recibió el impacto del avión del presidente de la petrolera Total tenía una tasa de alcohol de 0,6 gramos por litro de sangre, anunció el jueves el comité investigador ruso.
El empleado, Vladimir Martinenko, de 60 años, está bajo detención provisional por orden de un tribunal de Moscú. Su abogado había declarado previamente que Martinenko no bebía porque tenía problemas cardíacos, pero reconoció que quizás había consumido “algunas gotas” de alcohol antes del accidente.
Martinenko había declarado ante los investigadores en un primer interrogatorio que “se desorientó” y que no se dio cuenta cuando entró en la pista. Su máquina chocó contra el jet privado que llevaba a bordo al presidente de la multinacional francesa, Christophe de Margerie.
De Margerie, los dos pilotos del jet y una azafata murieron en el choque.
“No me di cuenta de que entraba en la pista de despegue” había declarado Martinenko poco después de su detención, según las televisiones públicas rusas.
El accidente mortal del empresario francés, una de las personalidades más conocidas del mundo del petróleo, ha provocado controversia en Rusia, donde ha habido otras detenciones.
Además del conductor del quitanieves, los investigadores están interrogando al jefe de los servicios de limpieza de las pistas del aeropuerto, al responsable de control de vuelos, a la controladora aérea que se ocupaba del despegue del jet y a su supervisor.
La controladora aérea era una “aprendiz”, contratada en agosto, según una fuente del aeropuerto de Vnoukovo que habló el miércoles con la AFP bajo anonimato.
La controladora estaba sin embargo bajo supervisión de un jefe con buena reputación, Alexander Krouglov, que en 2007 impidió el accidente de un avión en ese mismo aeropuerto.
Según el comité investigador, esos cuatro empleados están detenidos como “sospechosos”.
El director general del aeropuerto, Andrei Diakov, dimitió, así como su adjunto, Sergei Solntsev.
El análisis de la “caja negra” del jet prosigue y estará lista en dos o tres días, según el vicepresidente de la Oficina de investigación para la seguridad de la aviación civil rusa, Sergei Zaiko.
AFP