La desaparición de 43 estudiantes mexicanos tras un ataque de policías y narcotraficantes en Iguala, de la cual se cumple un mes el domingo, reveló un país “bañado en sangre” cuyas autoridades hacen que la historia se repita, coinciden intelectuales.
Indignados y conmocionados por el ataque el pasado 26 de septiembre contra los alumnos de la combativa escuela de magisterio rural de Ayotzinapa (Guerrero, sur), los mexicanos se han lanzado a las calles exigiendo justicia pero sintiendo, una vez más, su vulnerabilidad frente a la impunidad reinante y la fuerte infiltración del narcotráfico en las autoridades.
“Es muy terrible pensar que se cumple el mes y aún no hay una sola noticia” de los jóvenes, lamenta la escritora Elena Poniatowska, conocida por su activismo de izquierda y quien a sus 82 años ha participado en varios actos para exigir la localización con vida de los estudiantes.
A pesar de una búsqueda intensa con unos 2.000 militares y policías y de que hay 52 detenidos por este crimen, el gobierno mexicano sigue tratando de determinar el paradero de los jóvenes.
Para Poniatowska, ganadora del Premio Cervantes 2013, la desaparición de los universitarios demuestra “la sordidez” que se vive en “un país que está matando a su juventud”.
Los ataques contra los jóvenes de Ayotzinapa, que dejaron seis muertos y los 43 desaparecidos, fueron presuntamente ordenados por el prófugo alcalde de la ciudad de Iguala, acusado de vínculos con el narcotráfico.
Esta sería la peor “masacre” desde que militares mataron al menos a 44 estudiantes que protestaban en la capital el 2 de octubre de 1968, estima Poniatowska, autora del aplaudido libro “La noche de Tlatelolco” sobre ese episodio negro e impune de la historia de México, por el cual todavía se exige justicia en cada aniversario.
– La historia se repite –
“El pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla”, dice la célebre frase de Cicerón, que muchos intelectuales mexicanos insisten en rescatar ante la confusión e ira de estos días.
Estamos frente a “una situación durísima (…) pero debemos entender que esto viene desde muy lejos, que tiene raíces muy objetivas y es algo que se podría haber evitado”, manifestó el escritor Juan Villoro a la emisora MVS Radio tras las masivas manifestaciones del miércoles en el país.
Recordando matanzas como la de Iguala en 1962, cuando ocho personas fueron asesinadas en un mitin electoral, o la de Aguas Blancas de 1995, con 15 campesinos muertos, Villoro subrayó que en la empobrecida región de Guerrero “hay caciques locales desde hace mucho y gobiernos extraordinariamente corruptos que han reprimido una y otra vez las demandas populares”.
Hay que diseñar un nuevo país frente al que está “bañado en sangre y en pólvora”, apremió el escritor.
– Actuar contra el “narcoestado” –
La ausencia de Estado y su connivencia con la criminalidad en muchas zonas de México es lo que viene denunciando desde hace años el poeta Javier Sicilia, líder del llamado Movimiento por la Paz, que impulsó grandes caravanas de víctimas de la violencia a raíz del asesinato de su hijo en 2011 aparentemente a manos del crimen organizado.
El caso de los estudiantes desaparecidos es “la muestra de un desastre, es la punta del iceberg de algo que quisieron ocultar durante todo este sexenio” de presidencia de Enrique Peña Nieto (2012-2018), dijo Sicilia a la AFP.
El gobierno decía que había disminuido la violencia vinculada con el crimen organizado, “que era un asunto de percepción mientras abajo se seguían acumulando muertos y desaparecidos”, recalca.
Peña Nieto ha dados fuertes golpes a los cárteles de la droga con la captura de líderes como Joaquín “El Chapo” Guzmán y, aunque mantiene el cruento combate militar al narcotráfico que inició su predecesor Felipe Calderón, asegura que una mayor labor de inteligencia le ha permitido disminuir los homicidios.
Para Sicilia, frente a las declaraciones de lo que llama “narcoestado” sólo queda unidad y memoria histórica.
“Si no entendemos bien la dimensión de la tragedia humanitaria que está viviendo el país desde hace muchos años, vamos a seguir hundiéndonos más en este pantano infernal y aguardar a la próxima masacre”, avisa este poeta que no pudo escribir un verso más tras enterrar a su hijo.
AFP