Acosado por una fuerte caída en popularidad, el gobernante venezolano Nicolás Maduro está enfilando sus baterías contra el contrabando y el mercado negro en un intento por contener la ya asfixiante escasez de productos, pero las medias adoptadas hasta ahora lucen como contraproducentes y muestran gran desconocimiento sobre los principios más básicos de la economía, dijeron analistas a El Nuevo Herald.
Antonio Maria Delgado
adelgado@elnuevoherald.com
@DelgadoAntonioM
“Todo esto es un manejo muy torpe”, comentó desde Miami el asesor político y columnista Orlando Viera Blanco.
“El cree que introduciendo más controles le va a resolver la vida básica de la gente y está subestimando la ansiedad de la gente de ver más cosas en los anaqueles para gastar el enorme circulante que está en la calle”, explicó Viera.
Según la gran mayoría de economistas venezolanos, los problemas de escasez del país se han agudizado en los últimos meses en vista del colapso de la producción nacional y la fuerte caída de la renta petrolera, aunados a una gigantesca liquidez en bolívares que no consigue productos para gastar.
Y es en el mercado negro donde el régimen está enfilando sus baterías. Maduro anunció la semana pasada que los vendedores informales (conocidos en Venezuela como buhoneros) no podrán ofrecer alimentos o productos de precios regulados.
“Esto lo único que va a hacer es aumentar los precios en el mercado negro”, expresó el analista y columnista David Morán.
“Ellos no parecen entender que toda regulación crea un merado negro y que mientras más restrictiva sea la regulación, más altos van a ser los precios de los productos vendidos en ese mercado negro”, explicó Morán.
Pero el mercado negro va a seguir, simplemente porque existe un enorme diferencial entre los precios de los productos regulados – que son los mismos que suelen escasear en las estanterías de los supermercados – y lo que los venezolanos están dispuestos a pagar por ellos.
Se trata del efecto natural del juego entre la oferta y la demanda dentro del mercado informal, cuyos precios están siendo catapultados simultáneamente por una escasez de productos sin precedentes y por la gigantesca liquidez en bolívares causada por la emisión inorgánica de la moneda nacional.
Ahora, al incrementar mayores restricciones al mercado informal, lo único que se está haciendo es aumentando los precios con que los productos están siendo vendidos, explicó Morán.
Las últimas medidas contra el mercado negro y el contrabando fueron anunciadas el pasado jueves y además de la prohibición a las ventas en el mercado informal también contemplaban una orden de que todos los precios máximos de venta sean estampados en los productos regulados.
Pero en lo que generó más sorpresa, Maduro también anunció sus intenciones de reformar la ley de Precios Justos para homologar el delito del contrabando con el delito de tráfico de drogas.
Bajo esa reforma, cualquier empresario acusado de acaparamiento por parte de las autoridades enfrentaría hasta 14 años de cárcel, más la confiscación de los bienes y cuentas bancarias.
Las medidas fueron anunciadas en medio de una pronunciada caída en la popularidad de Maduro, cuyo respaldo ha descendido a niveles cercanos al 30 por ciento, y a quien dos tercios de los venezolanos responsabiliza por los problemas económicos del país, según las últimas encuestas.
Los mismos sondeos de opinión expresan que son muy pocos los venezolanos los que creen en la tesis de la guerra económica adelantada por Maduro y que la mayoría de ellos atribuye las operaciones de contrabando a funcionarios del gobierno.
Víctor Maldonado, presidente de la Cámara de Comercio de Caracas (Consecomercio), dijo que las medidas anunciadas la semana pasada por Maduro harán muy poco por aliviar la grave crisis de inflación y desabastecimiento que padece Venezuela.
“Lo que hay aquí es una inmensa crisis de confianza. La gente y los actores económicos desconfían de las políticas económicas del gobierno y desconfían de la capacidad del gobierno para resolver esos problemas económicos”, dijo Maldonado al vaticinar que el gobierno logrará muy poco con las medidas, más allá de maltratar a algunos buhoneros.
“Esto ya está demostrado en todo el mundo. La única manera de resolver los mercados negros es liberando los precios y liberalizando a la economía y tratando de crear las condiciones para una economía de mercado”, señaló.
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