Declaran oficialmente como suicidio la muerte del actor Robin Williams

Declaran oficialmente como suicidio la muerte del actor Robin Williams

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La muerte del actor Robin Williams fue declarada hoy oficialmente como “suicidio” por las autoridades del condado de Marin (California, EE.UU.), donde vivía y fue hallado sin vida el comediante el pasado 11 de agosto.

La oficina del sheriff del condado de Marin indicó en un comunicado que Williams, de 63 años, murió como resultado de “asfixia por ahorcamiento” en su domicilio en Tiburón, en el área de la bahía de San Francisco.

“Los exámenes toxicológicos revelaron la ausencia de alcohol o drogas ilícitas. Se detectaron restos de fármacos de receta en concentraciones terapéuticas”, señaló el comunicado de la oficina del condado de Marin.

Williams, ganador de un Óscar por el filme “Good Will Hunting” (1997), había sido diagnosticado con la enfermedad de Parkinson y padecía una depresión severa, según reveló su esposa, Susan Schneider, poco después de su muerte.

Padre de tres hijos, el actor que hizo reír a varias generaciones en películas como “Mrs Doubtfire”, reconoció en varias ocasiones sus problemas con el alcohol y las drogas.

Su esposa fue la última persona en verlo con vida la noche que precedió a su muerte antes de irse a dormir.

Según el relato policial, la asistente personal de Williams fue la que encontró su cuerpo sin vida en uno de los dormitorios de su domicilio.

Williams, nacido en Chicago en 1951, había combinado desde bien joven un genio irresistible y una verborrea sin igual con una vida personal plagada de debilidades.

Antes de saltar a la interpretación había empezado a estudiar Ciencias Políticas, una inquietud comprometida que nunca le abandonó en sus ácidas comparecencias públicas, como cuando en el Festival de Berlín presentó “The Final Cut”, uno de sus filmes más oscuros.

Allí sorprendió con una rueda de prensa en la que dijo “no sé qué hacemos buscando armas químicas en Irak cuando sería más fácil mirar en los albaranes del Pentágono”.

Y antes de llegar a la fama, que se fraguó en la televisión con series como “Happy Days” y, sobre todo, “Mork & Mindy” en la segunda mitad de los años setenta, ya había coqueteado peligrosamente con la cocaína, que compartió con otro amigo suyo malogrado, John Belushi.

“La cocaína es la manera que tiene Dios de decirte que estás ganando demasiado dinero”, decía el actor con ironía. EFE

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