Lisbeth Camacaro, madre de Roberto Antonio Vidoza Camacaro, asesinado el domingo, tras la trifulca ocurrida en el juego de fútbol del estadio de Araure, está triste pero serena. Las palabras de sus amigos le han dado fortaleza. “Es duro porque es mi hijo… Estoy tranquila porque él tiene una sonrisa en su rostro y sabemos que está con Dios y la Virgen como siempre decía cuando salía: que si no regresaba era porque se quedaría con ellos”, publica El Impulso.
A su lado, el hijo mayor, Wilder Vidoza, quien igualmente piensa que la misión de su hermano en la tierra se cumplió. Entre los familiares buscan apoyo. Ayer, en el velorio, estaban en un patio de tierra en la parte trasera de la casa donde velaban al hoy occiso. En la fachada, dos pancartas rojinegras decían: “Roberto eterno BHR” y la otra “Alentando desde el cielo”.
Unidos los parientes recuerdan con cariño a quien en vida fue el segundo de los hermanos, “aunque seguimos siendo tres porque él está con nosotros”, replica Wilder.
Más que hermanos eran compañeros de trabajo, pues el mayor se lo llevó a trabajar junto a él en la librería Antonio, en el centro de Barquisimeto. “Lo regañaba y siempre le dije que no fuera para esos juegos pero respondía que esa era su pasión”, recuerda el joven.
La madre de la víctima también comentó que le recomendaba a su hijo, de 22 años, que se cuidara porque en los juegos había mucha violencia. “Nunca se iba bravo por eso. Ellos fueron a ese juego porque les garantizaron la seguridad. Nunca imaginé que me lo fueran a matar así”, expresó con voz entrecortada.
Durante el velorio que se realizó al norte de Barquisimeto, en la casa de la familia del occiso, hizo presencia gran cantidad de personas, quienes mostraron su tristeza y desconsolados, lloraban sobre la urna de Roberto Antonio, quien según la madre, desde pequeño le gustó el deporte.
“A los seis años comenzó a practicar beisbol pero después se inclinó por el softbol, como a los 12 años, y actualmente jugaba en Carorita Abajo con el equipo El Cardonal”.
Vidoza Camacaro era fanático del Deportivo Lara y los Cardenales de Lara. No seguía a ningún otro equipo. “Trajeron una franela firmada por los jugadores. De verdad que todos se han portado muy bien, incluso se hicieron cargo de los gastos funerarios y el traslado”, explicó la infortunada madre.
Lisbeth Camacaro recordó cuando su hijo le regaló una chaqueta de los Cardenales de Lara y la invitó al juego porque a ella no le gusta el fútbol. Son momentos que no se repetirán pero quedaron grabados para siempre en la memoria de esta mujer que por el resto de su vida llevará tatuado en el corazón el cariño que su hijo le demostró.