William Anseume: Los militares y los demás

William Anseume: Los militares y los demás

William Anseume Los militares y los demás

Militares

Desde la fundación de la nación venezolana ha habido una diatriba entre militares probos, deseosos del establecimiento de una paz institucional duradera para el país y los saqueadores de oficio. Aquellos que se creen los dueños, herederos de todo por un uniforme, unas charreteras de no sé cual ni cuan duradera estirpe de vándalos.





El pensamiento del Mariscal Sucre es el de un militar consciente de su rol cívico, con enormes ideales republicanos y humanos. Como lo fue el de  Bolívar, sin duda. No así circula el mala-bar de quienes actúan como la canción aquella que expresa: el ganador se lo lleva todo, cual si de un casino se tratara. Como estoy en la cúpula, todo es mío, parecen decir: en gestos, en actitudes, en acciones y demás expresiones verbales y corporales.

Lamentablemente, se ha arraigado y se fomenta aún más con este misérrimo gobierno   la creencia de la perdurabilidad del militar saqueador y matraquero, por encima del pensador, idealista, estudioso y firme en sus convicciones morales y republicanas, nacionalista, en lugar de entreguista de los recursos y la dignidad del estado, que, aunque usted no lo crea, existen aunque no abunden. La escasez no se da  solo en los rubros de alimentos y medicinas, aún cuando estos no dejen de ser importantes y lesivos en sus ausencias. La escasez mayor en estos lamentables años de gobierno, cifrados en un ideal revolucionario de los más hipócritas que en Venezuela han existido, está en la gallardía. ¿En qué se parecen a Zamora y sus búsquedas de desarrollo de los desposeídos nuestros actuales “líderes” militares? En nada. Porque humillar a las personas en unas interminables colas bajo el sol o la lluvia para conseguir modestos víveres de baja calidad no es precisamente el ideal Zamorano de liberación. Echarle comida a la gente como a pajarito enjaulado y hambriento no es digno para el gentilicio nuestro.

La separación del militar del resto nacional se evidenció groseramente con el descaradísimo aumento de sueldos que ante una sociedad magra y carente de casi todo le dio a ese sector  el gobierno nacional, algo así como para que afincaran sobre los demás su superioridad económica y social; es una expresión vulgar de poderío muy comparable a los saqueos y violaciones de derechos de invasores avasallantes.

¿Bozales de arepa y Whisky? Pareciera. Como si sus prebendas no fueran suficientes, señalados permanentemente de estar incursos en el ponme donde haya, destacan económicamente en medio de la sordidez, del hastío, de ese hueco hondo y pútrido en que han convertido, haciéndolo más miserable, intencionalmente, al país.

Mis más amplios reconocimientos a los militares que se han plantado a no aceptar esta prosternación generalizada. De ellos y de los demás. Serán la base para la reconstrucción necesaria de la nación.

Los demás

No somos militares. Pareciera que eso bastase para la reducción, la humillación y el entreguismo ante el uniforme cargado de coloridos botones, colgajos , cintillas, anillitos y demás decorados con el que protegen algunos la escoria, la suya, que espetan.

Obligados a perdernos en la rotación por los negocios privados que quedan o a hormiguear en los públicos en busca del sustento alimenticio, de la medicina, del papel con que se sustentan los emblemas burocráticos gubernamentales, de la dignidad extraviada de aquello otrora conocido como ciudadanía. ¿En cuántas de esas colas y de esas búsquedas vemos a militares? ¿Son acaso estos una casta social tan apartada que se tornan hombres invisibles como los de la lejana comiquita televisiva de los cuatro fantásticos? ¿Qué queda de aquel Zamora tan mentado por el presidente más recientemente muerto? ¿Qué queda de aquello de que: “su prédica, su prestigio y genio militar, dejaron sembrado en la mente del pueblo venezolano el concepto básico de igualdad racial. Por primera vez la patria fue para los negros, indios y pardos, con su deseo ferviente por la eliminación de camarillas militares, privilegios de familia…”; tal como o señala José león Tapia? ¿Son acaso aquí y ahora los militares otra raza osada, destinada a pisotear la pueblo venezolano?

Los demás se taparean con un 15% de aumento en el salario mínimo. Aplastante para los pobres, los trabajadores y la clase media. Los militares 45% ¿Por qué? ¿Por qué mandan? No me venga Maduro a decir que es él, un civil, quien tuvo la ocurrencia de este separatismo ciego. No. Vivimos tiempos de tontos útiles a los uniformados; lamentables tiempos.

Por suerte, hagan lo que hagan, intenten lo que intenten hacer, la consciencia popular nacional está en la más clara de las aguas a pesar del enrostrar de las fangosas de la ciénaga. De esta saldremos. Nos encargaremos que este pasaje largo y tenebroso se nos olvide para reavivar a aquellos que sí lucieron con sus pensamientos, civiles y militares, en función de un desarrollo armónico, pacífico y democrático para rescatar la esencia de lo que los venezolanos somos.

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