“Más oro ha sido extraído de los pensamientos de los hombres que se ha tomado de la tierra. Napoleón Hill
En tiempos cuando la población de El Callao del Estado Bolívar ostentaba un regio Presidente, el célebre Celestino Peraza, vivificado en los años 60 por Jesús Sanoja Hernández y Pedro Sotillo, inmortalizó a los delincuentes dedicados al robo de oro como “Los Piratas de la Sabana”, gente osada, temeraria y sanguinaria que colocaron al borde de un abismo a las empresas mineras en particular y a la sociedad en general, porque no sólo era imposible transportar los caudales de las compañías mineras, “pero ni siquiera traficar ningún camino sin una numerosa escolta, por temor a una muerte segura; y pronto las familias de los propietarios residentes en los campos (mineros) tendrían que refugiarse en las ciudades para escapar de la vorágine del crimen que, cuando no encuentra barreras, se propaga y multiplica con asombrosa rapidez”. Algo parecido como los sindicatos de USA cuando mandaba el mafioso http://goo.gl/pAEvuZ sindicalista estadounidense Jimmy Hoffa.
Era tal la crueldad de “Los Piratas de la Sabana”, que “El remedio mejor es matarlos si se cogen”, decían todos en El Callao y regiones circunvecinas por allá en los años 30, como dicen hoy día a viva voz no sólo en el pueblo de la Negra Isidora, sino desde Santa Elena de Uairen hasta Upata, refiriéndose a los delincuentes integrantes de las bandas criminales que surgieron en las minas del Estado Bolívar y que hoy controlan extensas zonas pobladas rebasando las competencias de los organismos de seguridad en la región, las cuales han dado en llamar “EL SINDICATO”, gente “que no buscan labor y sacrificios sino dinero, comodidad y holganza, lo que está muy lejos de cosechar aquél en el puesto que ocupa y que le cuesta parte de su fortuna y una labor permanente y diaria”, como decía Celestino Peraza de sus pares a principios del siglo pasado.
Este fenómeno de la criminalidad imperante en Venezuela se está apoderando del sur del país, con expresiones en Ciudad Guayana, que las autoridades gubernamentales han permitido florecer, como es el caso del cobro de peaje en semáforos de la ciudad, así que si usted está pensando ir a La Gran Sabanahttp://goo.gl/0NlhMK sepa desde ahora que debe hacer una previsión para este pago involuntario que habrá de hacer, por estar dispuestos en las principales vías de la ciudad a modo de “fiscales de tránsito”. Estas circunstancias citadinas, donde debería imperar la ley, nos refleja la dimensión de lo que verdaderamente ocurre en las minas, hasta ahora tierra sin ley, digo hasta ahora, porque EL SINDICATO, a sangre y fuego, desde hace tiempo está imponiendo su ley por estos predios, atentando contra las bases mismas de la sociedad venezolana, por si lo dudan, recuerden los paros cívicos que este año han tenido lugar en la región clamando seguridad y justicia ante los desmanes e impunidad con que actúan estos neosindicalistas, como diría mi amigo Pablo Medina.
Según se dice José David Cabello, desde el SENIAT, pareciera haberles pedido colaboración a la gente de EL SINDICATO, antes solo exigían un tributo a los mineros, sin importar si encontraban oro o no en su ardua faena, ahora COBRAN IMPUESTO a titirimundi por aquellos lares, y como COBRAN IMPUESTO, agentes policiales y efectivos militares colaboran con ellos custodiándolos, así como se los digo, la recaudación quincenal la realizan no solamente fuertemente armados sino también acompañados por funcionarios policiales o efectivos militares, especialmente los de la Guardia Nacional Bolivariana, quienes olvidando que El Honor Es Su Divisa, se prestan para tan infausta labor, no conforme con eso, permiten que EL SINDICATO controle las vías y administren justicia en la zona.
Como buen sindicato que se respete, sectorizaron sus operaciones, o como dicen algunos malintencionados, promueven el liderazgo asignándole áreas a quien más se destaque por su comportamiento delictual, entre ellos El Chingo, quien azotó a El Callao por un buen tiempo, descolló como estrella fulgurante, pero hay muchos más, de quienes nos llamó poderosamente la atención que casi todos son colombianos, Así que cualquier parecido con las BACRIM colombianas, es pura coincidencia. Juancho es el de mayor renombre, luego que mandaron al Chingo tras las rejas, su influencia se deja sentir en El 88; Flavio, quien también es mayorista de drogas, controla la zona minera de Payapal, Las Clatistas de Uroy y El Chivao; en La Fe y Platanillal se hace sentir El Morocho, un chamito que no tiene edad para las atrocidades que comete, como castigar con la muerte a quienes se comen la luz y luego tirarlos a un pozo y prenderles candela; un misterio de se cierne sobre Hoja e Lata y Botanamo, sector conocido como La Base, existe un jefe del sindicato que nadie sabe quién es pero que nadie duda que existe; en Campanero no se mueve ni una mosca sin el consentimiento de El Bemba y El Menor viene ganándole terreno al gobierno en El Callao.
Estos sindicalistas sui generis parecieran una sátira o remedo de los gobernantes que a punta de trampas, encompinchados con Tibisay Lucena, que pronto será de feliz memoria, se apoderaron del país sin poder ocultar su estirpe delincuencial al manejar al país de la misma manera que EL SINDICATO se repartió las mimas del sur de Venezuela, en ambos casos los militares y policías les hacen el coro ávidos de prebendas. No le faltó razón a Celestino Peraza, por allá en los años 30, cuando proféticamente dijo que “la vorágine del crimen (…), cuando no encuentra barreras, se propaga y multiplica con asombrosa rapidez”.
De todas estas cosas terminaría cantando canciones del grupo Un Solo Pueblo interpreta “Woman del Callao” http://goo.gl/AARGea que es lo único conoce los venezolanos cuando oye El Callao pero no de mafias sindicales como me comentan…
Cualquier información o sugerencia por mis direcciones electrónicas robertveraz@