Desde la dictadura militar de Juan Vicente Gómez, quien crea el ejército nacional, hasta el gobierno del teniente coronel Hugo Chávez y Maduro, la tortura y el crimen es consustancial al ejercicio del poder de los militares, con una que otra pequeña excepción histórica aislada.
Las torturas a los presos políticos, de Juan Vicente Gómez, en las mazmorras del Castillo Libertador, La Rotunda, y Las Tres Torres están graníticamente escritas en las novelas de Antonio Arraiz, “Puros Hombres” y “Memorias de un Venezolano de la Decadencia” de José Rafael Pocaterra”, entre otras. A los presos políticos le ponían grillos de setenta libras en los tobillos, los sometían a trabajos forzados en la construcción de carreteras, y los dejaban morir de asco, tal como al joven poeta Pio Tamayo, entre otros muchos.
En cambio cuando la dictadura militar de Pérez Jiménez a los presos políticos los mantenían de pie, descalzos hasta el desmayo, en los bordes de rines de automóviles; los acostaban desnudos en panelas de hielo y los confinaban en los campos de concentración de Guasina y Sacupana en la selva húmeda y caliente del Delta del Orinoco y la cárcel de Ciudad Bolívar. Los testimonios de las torturas a los presos políticos en las cárceles de la Seguridad Nacional están en los libros del editor torturado salvajemente José Agustín Catalá, entre los que destacan El Libro Negro de la dictadura y Los archivos del terror 1948-1958. Y en novelas como: Se llamaba SN, de José Vicente Abreu, y la telenovela Estefanía, de César Bolívar.
Durante el gobierno de Raúl Leoni, al final de la lucha contra la subversión armada castrocomunista, un sector de las Fuerzas Armadas fuera de control civil y con total autonomía, inspirados en la guerra de Vietnam crearon, los “Batallones de Cazadores Antiguerrilleros” y los “Teatros de Operaciones”; el TO3 en El Tocuyo, Lara; el TO4 en Cocollar, Sucre; y TO5 en Yumare, Yaracuy, donde aparece la oprobiosa figura del preso político “desaparecido”. En esos violentos años destacan los debates sobre las denuncias en el Parlamento del diputado José Vicente Rangel cuando era defensor de los Derechos Humanos, especialmente Expediente Negro y TO3 Campo antiguerrillero, Efraín Labana Cordero; quien debe tener una gran vergüenza por la mediocre actuación de José Vicente Rangel Avalos, hijo, en el 53° Período de sesiones del Comité Contra la Tortura de la ONU, en el examen que le hicieran al Estado venezolano sobre las violaciones a los Derechos Humanos, debido a las valientes denuncias e información de ONG especializadas.
Hoy tenemos las torturas a los presos políticos, principalmente en las cárceles de El Helicoide, una mole cerrada de cemento, donde los prisioneros se enferman por la limitación, entre otras cosas, de tomar sol. Y en la cárcel militar de Ramo Verde, para ultrajar a los presos les lanzan mierda y orine, los incomunican en los calabozos, les roban sus pertenencias y les prohíben hasta las visitas de sus familiares. Pero además hay graves denuncias de jóvenes salvajemente golpeados y violados por Guardias Nacionales, además de denuncias de chequeos corporales vejatorios y la obligación de desnudarse a los familiares de los presos. El libro: Simonovis. El prisionero rojo es ilustrativo, y eso sin hablar de las torturas a la que fue sometida la jueza Afiuni.
El principal instrumento de los militares en el poder es la tortura, la muerte, el crimen, la represión de la protesta y la libertad de expresión y de organización, el exilio, la persecución a los opositores y la violación a los Derechos Humanos. Pero igual fue en América Latina en la década de los años setenta y al final se derrumbaron. En Venezuela no va a ser distinto, pero tenemos que resistir. Debemos luchar para preservar, aun con grandes limitaciones, el resquicio de democracia que nos va quedando en el gobierno de los militares de Maduro, y sus sirvientes civiles. A la sociedad civil venezolana históricamente el ejercicio de la libertad le ha sido muy caro en sacrificios y dolor, para dejarlo perder por el aplastamiento de la bota militar, que hoy está en el gobierno.
@CastilloHernan