En su primer discurso ante la agencia de Naciones Unidas encargada de luchar contra el hambre en el mundo, la soberana española, vestida de rojo, aseguró que la buena nutrición “no es sólo un imperativo moral sino también una medida sensata desde una óptica económica”.
Letizia, quien habló antes del papa Francisco, hizo gala de su pasado de periodista televisiva y declaró con palabras claras y tono muy profesional que conviene cambiar de hábitos alimentarios.
“Conviene reducir el consumo de alimentación procesada, fomentar la producción agrícola local y sostenible y favorecer el consumo de productos de estación, siempre que se pueda”, dijo.
La monarca española, quien la víspera celebró su primera visita oficial como reina a Italia, lanzó la propuesta de “fomentar la sostenibilidad de la tradicional dieta mediterránea”, basada en legumbres, vegetales y frutas así como ejercicio constante.
“España se compromete de forma expresa a respaldar la Declaración Política y el Marco de Acción conjunta que resulten de esta conferencia”, anunció.
La conferencia aprobó el miércoles la llamada Declaración de Roma sobre la Nutrición, en la que los países y organizaciones se comprometen a respetar importantes puntos y estrategias para combatir la desnutrición.
Unos 2.000 millones de personas, aproximadamente un tercio de la población del mundo en desarrollo, sufren carencia de alimentos y de aportes como la vitamina A, sal yodada, hierro, zinc, según los estudios de la FAO que señalan que unos 500 millones de adultos y 42 millones de niños son obesos.
“Ningún país ha conseguido detener la epidemia de obesidad, que ya se ha extendido a los países en desarrollo”, advirtió Letizia.
La reina española considera clave que la comunidad internacional otorgue “especial importancia” a las mujeres para garantizar una sana nutrición de la familia, afectada en los últimos años por el aumento de la desnutrición, debido a una alimentación de baja calidad.
“Invertir en una mejor nutrición es también una medida sensata desde una óptica económica: aumenta la productividad y el crecimiento económico, reduce los costes sanitarios y promueve la educación, la capacidad intelectual y el desarrollo social”, dijo.
La reina pidió a las multinacionales alimentarias y agrícolas que colaboren con los organismos internacionales, la comunidad científica y los gobiernos “a fin de promover una mejor nutrición”.