El Emirato Islámico publicó un vídeo el pasado domingo día 16 en el que aparentemente aparecía decapitado el ciudadano estadounidense Peter Edward Kassig, secuestrado desde el año pasado. Queda ahora todavía otra ciudadana estadounidense en manos del Emirato Islámico. Al parecer el presidente Obama habría ordenado revisar la política respecto a rehenes estadounidenses. No se trata de la primera decapitación de rehenes occidentales y parece que la prensa ha decidido darle un perfil bajo a la noticia para no hacerle el juego a lo que es una pieza de propaganda.
Ahora el Emirato Islámico es ya de sobra conocido por el público pero me gustaría recordar que cuando de forma aperentemente súbita el entonces llamado Estado Islámico de Iraq y el Levante (ISIS en inglés) se apoderó de un gran espacio en Iraq surgieron teorías conspiranoicas sobre su origen. Que si la CIA. Que si el Mossad. Evidentemente,la expansión de ISIS no pilló por sorpresa a quienes estábamos prestando atención al conflicto de Siria. Pero parece que la gente que no es capaz de procesar la realidad por culpa de sus prejuicios ideológicos necesita reiventarla a través de las teorías conspiranoicas.
Cuando aparecieron los primeros vídeos de rehenes occidentales decapitados por el Emirato Islámico circularon teorías de que los vídeos eran falsos y que todo era un montaje creado en Estados Unidos para predisponer a la opinión pública a favor de una supuesta invasión de Siria (por el petróleo, por supuesto). Alguno vio la necesidad entonces de explicar “por qué los rehenes decapitados por el Estado Islámico muestran tanta calma en los vídeos”. Tengo la sensación de que a más de uno le cuesta aceptar la existencia ahí fuera de un mal absoluto que tiene a Occidente por enemigo. Supongo que quisieran seguir encerrados en su burbuja donde Estados Unidos e Israel representan el Mal y el resto son luchadores por la libertad.
El fenómeno de las decapitaciones no es nuevo. Recordemos el caso del periodistaDavid Pearl, asesinado en Pakistán en 2002. Dos años después, el grupo que más tarde se convertiría en el Emirato Islámico de Iraq decapitó a Nicholas Berg en Iraq. Por aquel entonces, en España el Comité de Solidaridad con la Causa Árabe apoyaba moralmente a la insurgencia armada contra la ocupación estadounidense. Vemos que siempre hay un occidental fascinado por el buen salvaje dispuesto a expresar su apoyo a los personajes más siniestros.
Recuerdo las teorías conspirativas sobre el vídeo donde decapitaban Nicholas Berg porque empleaban teorías tan peregrinas como que el vídeo había sido rodado en Estados Unidos porque la víctima llevaba un mono naranja como los presos de Guantánamo y se veía una silla de jardín de plástico blanco. Como si los monos naranjas no existieran fuera de Guantánamos y las sillas de jardín de plástico banco no existieran fuera de Occidente. Son argumentos que ahora nos resultan bastante estúpidos. Como aquella teoría de que las imágenes de la entrada de los rebeldes libios en el centro de Trípoli habían sido grabadas en un estudio. Pero supongo que esos bulos circulan porque tienen un público que necesita creer que ahí fuera no hay chiflados que pretenden imponer sus ideas medievales por la fuerza y que todo es un mal sueño producto de la propaganda de Washington. Vivir la vida con ojos adultos cuesta.
Para seguir leyendo:
“Although the Disbelievers Dislike It – The Hidden Message”
“Cuando el asesinato es el mensaje: El Caso Berg” (PDF)
Actualización: Corregido el enlace al artículo “Cuando el asesinato es el mensaje”
Por Jesús M. Pérez en Guerras Posmodernas