A pesar del clamor de los usuarios, trabajadores, transportistas, empresarios y habitantes en general de los municipios Bolívar y Pedro María Ureña, continúan y se han multiplicado las estresantes colas de vehículos para cruzar los puntos de control militar del Peaje y las adunas de San Antonio y Ureña, en las vías que conducen hacia territorio colombiano, publica La Nación.
Pareciera que debido a los reclamos públicos de los usuarios, los militares destacados en estos puntos de control, en vez de agilizar el tráfico, lo han hecho más engorroso. Por lo menos así lo consideran los socios de las empresas que prestan el servicio de transporte de pasajeros en la ruta San Cristóbal-San Antonio-Ureña.
Directivos de estas empresas mencionaron que el punto de control del Ejército en el Peaje se ha convertido en un calvario, donde las unidades demoran casi dos horas para cruzar esta alcabala, cuando se dirigen hacia San Antonio. Debido a la lentitud con la que los soldados revisan carro por carro, en determinados momentos las filas de vehículos van desde el propio peaje hasta la alcabala de la Guardia Nacional en Peracal.
Conductores explicaron que para cruzar el Peaje hay un canal asignado a las unidades de transporte público, de carga y vehículos supuestamente oficiales, pero ahora lo utiliza “todo mundo” y dicho canal está igual de colapsado a los demás. Consideran que lo correcto fuera que los soldados dieran celeridad a la revisión de vehículos y que esta fuera de manera selectiva, pero allí siguen chequeando carro por carro, sin que pareciera importarles los contratiempos que se generan con las agobiantes colas.
Narraron los transportistas que hace algunos días, incluso una ambulancia que transportaba a un paciente debió someterme a la traumática cola, pues aunque el conductor de la ambulancia activó la sirena para que agilizaran el paso, los soldados continuaron revisando con toda la parsimonia posible, carro a carro, sin que pareciera importarles la situación del paciente que transportaba la ambulancia.
Dicen los conductores que los soldados del Ejército no tienen sensibilidad con nadie. Además de obligar a los viajeros a soportar cualquier cantidad de tiempo para cruzar el citado punto de control, cuando hacen la revisión, la mayoría de las veces los militares maltratan verbalmente a la persona que lleva algún producto para consumo familiar, señalándolo de “bachaquero” y contrabandista.