El presidente estadounidense, Barack Obama, anunció el viernes la designación como secretario de Defensa de Ashton Carter, quien se apoyará en su hablar directo y su conocimiento del Pentágono para marcar la diferencia con su predecesor, Chuck Hagel.
Jérôme Cartillier/AFP
La lucha contra el grupo Estado Islámico (EI) en Irak y Siria figurará en la cima de la lista de prioridades de este hombre de 60 años, que fuera número dos del Pentágono entre 2011 y 2013.
Pero este diplomado en historia medieval y en física también deberá encontrar su lugar en el seno de una administración en la que el poder parece estar concentrado en manos de un grupo muy restringido, un funcionamiento abiertamente criticado por dos de sus predecesores, Robert Gates y Leon Panetta.
Al aceptar esta designación durante una breve ceremonia en la Casa Blanca, Carter puso en evidencia su determinación de hablar francamente con el presidente.
Obama destacó que había trabajado estrechamente con él durante estos últimos años: “estuvo a mi lado para responder a los complejos desafíos que enfrentamos, me apoyé en sus competencias y opiniones”.
Evocando los desafíos futuros, Obama destacó la lucha contra los yihadistas del EI pero también el fin de las misiones de combate en Afganistán antes de que termine 2014, la respuesta al virus del Ébola en África occidental, donde hay militares estadounidenses desplegados, e incluso el fortalecimiento de las alianzas militares de Estados Unidos, con la OTAN a la cabeza.
Pero también insistió en los indispensables esfuerzos presupuestarios. Destacó asimismo la necesidad de que el Pentágono sea “más eficaz”.
La confirmación de Ashton Carter por parte del Senado no sería, en principio, un problema en la medida en que varios legisladores republicanos de primera línea ya indicaron que no se opondrán a ella.
El senador republicano John McCain opinó el viernes que era “muy competente”, muy trabajador y dotado de una sólida experiencia”. Sin embargo, agregó con ironía, “espero que comprenda que probablemente tendrá una influencia limitada sobre el pequeño círculo que rodea al presidente y que notoriamente controla todo el proceso de toma de decisiones”.
– De la sombra a la luz –
Síntoma de las tensiones que rodean la partida de Chuck Hagel, éste no estaba presente durante la ceremonia en la Casa Blanca, contrariamente a lo que se había anunciado.
“Es difícil imaginar alguien más preparado (que Carter) para este cargo”, opinó Stephen Biddle, profesor en la George Washington University. “Es muy respetado por civiles y militares en el Pentágono. Es un gestor con experiencia”.
“Pero la gran incertidumbre concierne a su capacidad de manejar la política de defensa estadounidense en el seno de un gobierno tan centralizado”, agregó, estimando que si “siempre hubo cierto grado de tensión entre civiles y militares, bajo esta administración es incuestionablemente más fuerte”.
Interrogado el jueves sobre el margen de maniobra que tendrá el sucesor de Hagel, el portavoz del Ejecutivo, Josh Earnest, aseguró que la existencia de fricciones entre la presidencia y el Pentágono no era “ni nueva ni propia de esta administración”.
Pero también dejó claro los roles: “El presidente es el comandante en jefe (de las Fuerzas Armadas) y está en la cima de la cadena de mandos”.
Al margen de las relaciones con el mandatario, Carter, que ha trabajado hasta ahora en las sombras, deberá acostumbrarse a partir de ahora a hacerlo a plena luz.