“Hoy pueblo y sociedad civil se pliega a un paquete de harina pan, un desodorante y una oración para morir por un celular. En ese escenario, Maduro se desvanece menos lentamente de lo que aparenta y resiste…”
A raíz de los acontecimientos del 11A-02, Venezuela comenzó a experimentar un proceso de polarización radical, proporcional a los eventos protagonizados por los polos en disputa. El paro 2002-03 vino a consolidar esa fractura política que se nutría de la fractura social. El RR-2004 significó el punto climático de esa polarización, la cual no nos ha abandonado, generando una sociedad enfrentada violentada y dividida. Sin embargo los acontecimientos y los índices de aprobación de Nicolás Maduro podrían estar diciendo que el clima político venezolano entró en estado de despolarización después de largos 13 años de clivaje (anclaje político).
La polarización fue la estrategia estrella de HCHF. La consigna Divide y Reinarás, fue la estratagema preferida a raíz del golpe de Estado del 11 A. Chávez comprendió que su regreso al poder -al decir de Maquiavelo- fue un golpe de fortuna de los que típicamente necesita El Príncipe para subsistir en el poder. Y léase que no hablamos de permanecer sino de sobrevivir el poder, porque al verse Chávez al filo de la muerte, su reacción inmediata fue besar un crucifijo y pedir perdón. Pero su respuesta al tiempo fue radicalizar su gobierno, anillarse a Cuba y su ideología, hacerse de círculos bolivarianos y milicias, más unas FFAA depuradas y vigiladas a la medida de su revolución. Por su parte la oposición inicio su proceso de recomposición, habiendo fracasado la conjura del 11A. Se repliega y comienza a alejarse (aunque no totalmente) del esquema corporativista y gremialista de la alianza bizarra entre Fedecámaras y CTV. Nace la CD que trata de heredar el descontento de la disidencia política y la frustración derivada de los torpes movimientos del 11A, conocido como el Carmonazo.
La disidencia política mantiene la protesta ahora con un nuevo actor: Pdvsa. De la mano de los retazos y desechos políticos que dejó el 11A, con una Fedecámaras debilitada, la CTV dividida, los PP de oposición distendidos por un golpe de Estado del cual sentían despecho y desenfado por haber sido invitados al banquete pero sin silla ni cubiertos en la mesa, la sociedad venezolana adversa a Chávez sigue el liderazgo difuso representado en aquella sinfonía de perplejos, sobrevivientes, trepadores, traidores y nuevos activistas. Una oposición gatoparda trata de remar y entenderse entre zorros políticos (AD, Copei, BR), sindicalistas, nuevas generaciones de líderes encopetados con perfume socialcristiano (PJ), y nuevos líderes de la sociedad civil (Súmate, Gente del Petróleo entre otros). Tratan de mantener viva la lucha ciudadana llegando al límite del sacrificio de la sociedad civil como fue ir al paro cívico iniciado en pleno diciembre 2002… No tengo duda, tal evento fue el mayor gazapo político cometido por la oposición desde la llegada Chávez hasta nuestros días. Una temeridad que le entregó a Chávez en bandeja de plata: Pdvsa, nuestras divisas, nuestras FFAA; nuestra soberanía (firma del acuerdo energético con Cuba), y lo más importante, el espíritu de lucha y de fe de la sociedad civil disidente, que había asistido a todas las convocatorias de estrategia política suma-cero, y que en definitiva la inmoló, a un costo superior en lo corporativo y económico para los ciudadanos, que político para sus actores e improvisos. El resultado: cierre de empresas, comercios, de capacidad empleadora. Pérdida de capital disidente y sentido de amalgamiento. Fractura de la oposición. Acentuación de polarización. Reagrupación del chavismo. Emergencia de la cubanización. Crecimiento de los neutrales o ni-nis (por avance de la anomia moral) en dos direcciones.
Llegamos al RR-2004 con un Chávez sobreviviente de varias épicas. Débil en lo popular pero fortalecido en lo gendarme. Controla Pdvsa, FFAA y los poderes públicos. Con el inicio de las misiones, el control de cambio y el estrangulamiento del sector empresarial, Chávez supera el RR entre la impenitente polarización y los pretores electorales. A partir de allí la polarización ha sido el pan de cada día. No ha habido migración de preferencias del chavismo a la oposición ni viceversa, siendo que en eseclivaje o escisión de conflictividad continua, Chávez se atornilló en el poder. Su muerte no vino sino a reunificar su partido gracias a ese sentimiento de pérdida que aun en medio de la creciente crisis económica, mantuvo su orden de suceder. Una vez más con el codazo institucional, Maduro asegura la Presidencia montado en esa polarización indoblegable (plena de masas en un polo). Pero la realidad se impuso. Maduro no es Chávez. Maduro es civil. Maduro no es ni padre ni hijo ni espíritu santo, como lo fue HCH, y para el pueblo Maduro es torpe. 80% piensa que no mejoraremos y 70% pide cambio antes del 2019. Por primera vez en trece años, lo que no-se avizoraba, comienza a ocurrir: la despolarización. Hoy pueblo y sociedad civil se pliega a un paquete de harina PAN, un desodorante y una oración para no nos maten por un celular. Y en ese escenario, Maduro se desvanece menos lentamente de lo que aparenta y resiste.
@ovierablanco