Tulio Enrique Briceño, de 27 años, recibió un tiro en la boca cuando manipulaba indebidamente un arma de fuego en el barrio Casiano Lossada. Al parecer jugaba con sus amigos a la ruleta rusa. Sus parientes desconocen de dónde sacó el revólver, calibre 38, con el que se disparó. laverdad.com / José Manuel Sánchez
Eran las 7.30 de la mañana del domingo cuando de la nada Briceño se hizo con el arma y empezó apuntar a todo el mundo. Su esposa le dijo que no jugara con eso, pero él no prestó atención. La mezcla entre el alcohol y la amanecida se apoderó de sus sentidos. Para evitar tragedias abrió el tambor y lo agitó levemente para vaciar las seis recámaras de las balas.
Cuando vio los proyectiles caer al piso cerró el arma, se la puso en la barbilla y apretó el gatillo. No pasó nada, lo hizo otra vez y todo siguió igual. La tercera vez, todo cambió. Una de las bala nunca salió de su sitio y al jalar el gatillo se disparó a través de la boca y salió por la cabeza. La muerte de Briceño resultó instantánea.
La Policía científica inició las investigaciones para determinar de dónde salió el arma. El occiso trabajaba como albañil en una contratista de construcción. No tenía antecedentes penales.
Tulio Enrique Briceño (27): La víctima estaba casado y dejó un niño de ocho años.