Nicolás Maduro durante varios años fue Canciller y hace pocos días como presidente planteó la revisión de las relaciones entre Venezuela y Estados Unidos. En vista de la jerarquía del personaje y de la importancia de Estados Unidos; me tomé en serio las declaraciones. Pensé en la posibilidad de un cambio en la política exterior venezolana. Pero no ha habido ninguna revisión; al contrario, todo ha sido más de lo ampliamente conocido.
Una verdadera revisión de las relaciones entre Venezuela y Estados Unidos plantea un giro en la orientación de las relaciones internacionales venezolanas; ya que a partir de la declaración de Chávez de la neutralidad de Venezuela en el conflicto entre el Estado colombiano y los guerrilleros terroristas de las FARC, entre otras declaraciones importantes, Venezuela fue sacada del Hemisferio Occidental. Venezuela territorialmente está ubicada en Occidente, pero no pertenece al mundo de las democracias Occidentales. Venezuela hoy está más bien asociada a los problemas del Medio Oriente, el terrorismo internacional, a China y Rusia, a las dictaduras de Corea del Norte, Bielorrusia, Siria, a las sistemáticas violaciones a los Derechos Humanos, a la herencia de muerte y atraso del castrocomunismo, y al militarismo.
Luego de esas declaraciones de Maduro, pareciera más bien que quienes están llamados a revisar las relaciones con Latinoamérica, y en ella Venezuela, es Estados Unidos quien, a mi modo de ver, no tiene una política sólida y un plan de relaciones multilaterales de largo alcance como por ejemplo, con grandes resultados, lo tiene con otras partes del mundo. Incluso hasta la política bilateral estadounidense de relaciones con algunos sectores, luce improvisada, probablemente Colombia y en menor medida Perú, son excepciones.
Venezuela históricamente fue un proveedor seguro de petróleo, pero para la nueva situación política es claro que no existe un plan de relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Venezuela. Ocasionalmente nos vemos sorprendidos por iniciativas y medidas motivadas por la presión coyuntural. Pero incluso, en algunos foros mundiales sobre la seguridad y la cooperación internacional, Venezuela no existe.
Ahora bien, también es crónico el desinterés de Estados Unidos por Latinoamérica, tal como dice Robert Evan Ellis en: “La relevancia estratégica de Latinoamérica para Estados Unidos”, donde señala que grandes pensadores como Kissinger, Brzezinski y Scowcroft, entre otros, no escriben sobre Latinoamérica y África. Y por otra parte plantea Evan Ellis que gobiernos como el de Venezuela, y tal vez otros, han llegado a la conclusión que las hostilidades hacia Estados Unidos y sus aliados y las violaciones a los derechos humanos de los opositores democráticos en Venezuela, entre otras cosas, no tienen costos significativos que pagar; y el problema que significa la intervención de Venezuela en la política interna de otros Estados con el socialismo petrolero del siglo XXI, no tiene resistencia.