La Alianza Bolivariana para los Pueblos de nuestra América (ALBA) cumple 10 años el 14 de Diciembre próximo. Fue creada en La Habana por el tirano Fidel Castro y Chávez mediante convenio.
Todos sus miembros tienen suficientes razones para celebrar en esa fecha, excepto Venezuela.
La idea original fue del venezolano. Una “revelación” que tuvo en Margarita una madrugada, como él mismo lo confesó en una reunión que ese día tuvo con los países del Caribe.
La ALBA no es más que un tinglado clientelar cuyo propósito ha sido hacerse con un área de influencia geopolítica incorporando a gobiernos afines ideológicamente, pero echando mano de parte importante de fondos provenientes del petróleo venezolano para repartirlos entre aquellos, y así asegurar apoyos internacionales. Es parte de la llamada petrodiplomacia, una iniciativa que en definitiva ha contribuido a empobrecer a Venezuela, lo demás es retórica para público de galería. Nada aporta a los intereses de nuestro país. Es una sangría de recursos sin compensación alguna.
Desde un principio se pretendió presentar el proyecto como integracionista, de lo cual nada tiene, no crea mecanismos concretos para ello. Son meros acuerdos bilaterales de sus miembros con Venezuela. Más allá de crear un banco entelequia que aprovecharían algunos, menos los venezolanos, y empresas llamadas “grannacionales”, las cuales brillan por su ausencia, no hay nada sustantivo.
Basta revisar las cifras de intercambio comercial para medir sus efectos: gran negocio para los beneficiarios e inexistente provecho para Venezuela.
Como se sabe, en materia petrolera, PetroCaribe se inscribe en la ALBA. Allí, Venezuela, país que paga el convite, entrega el crudo a todos los países que se apuntan al festín a precio de ganga y les financia el 50% de la factura a 25 años, un regalo. Por este concepto, y siendo muy conservadores, nos deben, según algunos, alrededor de 18.000 millones de dólares, cifra que hoy estamos necesitando desesperadamente; de allí que el gobierno esté rematando esas facturas en el mercado financiero al precio de gallina flaca.
Si nos vamos al sector no petrolero del comercio, el panorama no es menos desfavorable para Venezuela.
Tomemos los cuatro países más grandes de ALBA. En 2005, año siguiente a la constitución de ese grupo, Cuba nos vendió bienes por el orden de 52.9 millones de dólares, mientras que en 2013 alcanzó la suma de 352 millones. Bolivia exportó a Venezuela en aquel año, 210 millones de dólares, y en 2013, 351 millones. Ecuador nos vendió en 2005, 155.8 millones de dólares, y en 2013, 936.6 millones. Por su parte, Nicaragua no nos vendió nada en 2005, en cambio en 2013, exportó productos a Venezuela por 250 millones de dólares.
Si examinamos las exportaciones venezolanas a esos países, nos encontramos con que en 2005, a Bolivia exportamos 5.7 millones de dólares, y en 2013, sólo 280 mil dólares. En el caso de Cuba, en aquel año le vendimos bienes por un monto de 95.9 millones de dólares; mientras que en 2013, exportamos a ese país 6.7 millones. Por su parte, a Ecuador exportamos en 2005, 301.7 millones de dólares, y en 2013 apenas 13.5 millones. A Nicaragua vendimos en 2005, 5.7 millones, y en 2013 sólo 55.000 dólares.
Estos son datos oficiales del Instituto Nacional de Estadísticas, organismo del Estado.
Exportaciones de 4 países de ALBA a Venezuela
(en millones de dólares)
País/año | 2005 | 2013 |
Bolivia | 52.9 | 352 |
Cuba | 210 | 351 |
Ecuador | 155.8 | 936.6 |
Nicaragua | 0 | 250 |
Total | 417 .7 | 1.889.6 |
(Fuente: INE de Venezuela)
Exportaciones de Venezuela a 4 países de ALBA
(en millones de dólares)
País/año | 2005 | 2013 |
Bolivia | 5.7 | 0.28 |
Cuba | 95.9 | 6.7 |
Ecuador | 301.7 | 13.5 |
Nicaragua | 5.7 | 0.05 |
Total | 408.0 | 20.53 |
(Fuente: INE de Venezuela)
En números redondos: en 2005 vendimos alrededor de 408 millones a esos países de ALBA y 9 años después, sólo 20.5 millones de dólares, es decir, 20 veces menos.
Pregunto al lector si después de ver tales cifras se puede decir que nuestro país ha obtenido algún beneficio.
Es, sin duda, el peor trato que haya hecho Venezuela en su historia y constituye una afrenta hacia los que en nuestro país están necesitados de vivienda, salud, educación, medicinas, alimentos y seguridad.
Para rematar, resulta una ironía y es hasta risible, que el gobierno destructor de Venezuela, en materia económica, haga todo lo contrario de los países que reciben sus dádivas a través de ALBA.
La ALBA es una enorme estafa de la que los venezolanos deberían estar conscientes.
EMILIO NOUEL V.
@ENouelV