Tres semanas después del ataque informático sufrido por Sony Pictures Entertainment, las dudas sobre su autoría y la incertidumbre sobre el contenido filtrado por los “hackers” continúan sobrevolando Hollywood, que vive un drama de película que apunta a un improbable final feliz.
Fernando Mexía/EFE
Desde que el 24 de noviembre los piratas anunciaron su fechoría, la indignación se ha instalado en el estudio, donde desde los ricos ejecutivos hasta los empleados de base comparten la sensación de indefensión por la grave violación de su privacidad, según diversas fuentes consultadas por Efe.
Los delincuentes tuvieron acceso a más 100 terabytes de datos de los archivos de Sony, una ingente cantidad de información que está siendo distribuida en internet y revelada progresivamente por medios de comunicación, como si fuera un serial televisivo criminal de esos en los que no se sabe qué ocurrirá en el siguiente capítulo.
Ya se ha confirmado que cayeron en manos ajenas desde números de identificación fiscal de los trabajadores hasta historiales médicos, pasando por salarios, y datos personales más básicos, así como multitud de correos electrónicos que han sacado los colores a más de uno.
Además de la plantilla de más de 3.000 empleados, Sylvester Stallone, James Franco, Seth Rogen, Jude Apatow y Rebel Wilson figuran entre las víctimas del pirateo.
En términos de negocio, Sony vio cómo cinco de sus nuevos filmes terminaban en internet antes de tiempo: “Fury”, “Annie”, “Mr. Turner”, “Still Alice” y “To Write Love On Her Arms”. En el caso de “Fury”, de Brad Pitt, la película ya superaba el millón de descargas ilegales en menos de una semana.
El pasado domingo se conocía que el guion de la primera versión de la próxima entrega de la saga James Bond, “Spectre”, estaba también entre la documentación robada.
Inmediatamente después del ataque, Sony bloqueó sus redes informáticas para frenar el saqueo. Una desconexión de internet que dejó al estudio casi inoperativo durante una semana. A día de hoy, los ordenadores siguen sin encenderse aunque sí se autoriza el uso de cuentas de correo electrónico, confirmó Efe.
Luego le tocó el turno a los abogados, que han enviado cartas a la prensa en las que desautorizan cualquier publicación de información obtenida por el ataque con el objetivo de limitar las consecuencias.
La actitud de los medios ha sido criticada no solo por el estudio, también por referentes de la industria como el guionista y productor Aaron Sorkin (“The Social Network”, “The West Wing”), quien, en una columna de opinión publicada el domingo en The New York times, acusó a los reporteros de colaborar con los “hackers”.
A su juicio, los medios están a la caza de documentos sensacionalistas sin importar el derecho a la privacidad de los afectados. Cierto es que, hasta el momento, no se ha destapado ninguna ilegalidad y los correos electrónicos interceptados son más carne de cotilleo que otra cosa.
La copresidenta de Sony Pictures, Amy Pascal, tuvo que pedir disculpas por el contenido de unos “emails” en los se refería en tono de broma a la raza de Barack Obama para justificar el tipo de películas que podrían ser del gusto del presidente de EE.UU.
Las comunicaciones filtradas incluyen críticas a Angelina Jolie, a la calidad de las películas de Adam Sandler, y referencias a George Clooney, Jennifer Lawrence, Brad Pitt y Bradley Cooper, entre otros.
El FBI tiene abierta una investigación para dar con los responsables del ataque de los que nada se conoce a ciencia cierta. El grupo que se ha atribuido el delito se hace llamar “Guardians of Peace” y el pasado fin de semana anunció que estaba “preparando un regalo de Navidad” que iba a dejar a Sony en su peor momento.
Estos “hackers” exigieron tras su acción que Sony cancelara el estreno del filme “The Interview” (25 de diciembre), una comedia de James Franco y Seth Rogen sobre un complot para asesinar al dictador norcoreano Kim Jong-un.
Durante días se señaló a Corea del Norte como brazo ejecutor de este ataque, algo que el país asiático terminó por negar, aunque siga siendo un hecho que fuentes oficiales norcoreanas llegaron a calificar “The Interview” de “un acto de guerra” y prometieron venganza.
El largometraje ha echado leña al fuego a las ya conflictivas relaciones de Corea del Norte con Occidente y se convirtió en un asunto diplomático a nivel regional. El líder de Sony, Kazuo Hirai, exigió que se moderara la forma de morir del personaje de Kim Jong-un para calmar suspicacias y se ha descartado el estreno en Corea del Sur por precaución.
Mientras tanto en Hollywood, la dirección de Sony ha iniciado una campaña de disculpas por adelantado, por lo que pudiera pasar, y busca la comprensión del sector que poco a poco va dando su respaldo después del silencio inicial y ante la evidencia de que nadie está a salvo de la virulencia de los “hackers”. EFE